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Calatayud «condena» a un chaval a ayudar a un cura en sus labores sacerdotales

El juez de menores de Granada condena a un chaval a cumplir un servicio en beneficio de la comunidad consistente en «ochenta horas sacerdotales»

Previamente, el religioso había dirigido un escrito al juez para interceder por el muchacho.

El chaval era un pecador contumaz y el juez le ha ‘condenado’ a echar una mano a un religioso, se supone que para ver si se le pega algo. El fallo dice concretamente que el acusado deberá cumplir un servicio en beneficio de la comunidad consistente en ‘ochenta horas sacerdotales’.

Fue la decisión que adoptó el magistrado Emilio Calatayud, titular del Juzgado de Menores Uno de Granada, después de recibir una carta con el membrete de una parroquia. En dicha misiva, que llegó al tribunal poco antes de la fecha fijada para la celebración del juicio, un cura intercedía por el chiquillo, más o menos, en los siguientes términos: «Usted póngale la pena que tenga que ponerle, que él se va a conformar».

Receptación
A la vista de esa singular petición, el juez decidió que lo más oportuno y rehabilitador era que colaborase en las tareas religiosas con el ‘mediador’, que también era su benefactor y valedor.

El adolescente en cuestión acumulaba ya varios ‘marrones’ -expedientes de reforma en la jerga técnico-legal- por diversos delitos. El último: adquirir piezas robadas de una moto, esto es, receptación de una mercancía conseguida por medios ilícitos.

Tal y como había garantizado el cura, el chico no objetó nada y se conformó con la ‘condena’ sin necesidad de que hubiera vista oral.

Ahora debe dedicar -probablemente, ya estará en ello- a hacer de ‘monaguillo’ o similar.

En el supuesto de que el ‘chavea’ tuviera la mala idea de pasar del sacerdote y volver a las andadas, podría ser imputado por delito de desobediencia, que no es ninguna broma.

Camino de Santiago
No es la única ocasión en la que Calatayud ha mezclado la religión con la justicia. Hace unos años, y en una iniciativa que produjo un notable revuelo mediático, ‘condenó’ a grupo de cinco niños y una chica a recorrer una parte del Camino de Santiago.

Los elegidos fueron jóvenes que habían cometido errores en el pasado, pero que habían aprovechado la oportunidad que se les dio. Así que la peculiar ‘condena’ fue, en realidad, la guinda de su rehabilitación.
Nada más conocer la original medida reeducadora, el Ayuntamiento de Santiago de Compostela, el final de la escapada, contactó con el tribunal para hacerle saber que el mismísimo alcalde estaba interesado en conocer a los expedicionarios granadinos.

El experimento fue un éxito y los muchachos regresaron encantados.

Mahometanos
En otras ocasiones, han sido menores de religión musulmana los beneficiados. En este sentido, el popular magistrado ha autorizado a adolescentes marroquíes -que estaban encerrados en centros de internamiento de Andalucía principalmente por tráfico de hachís- a viajar hasta su país para compartir el Ramadán con sus familias.

Estos también regresaron -porque vuelven- encantados de la excursión.

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