Budistas, mormones, ortodoxos y testigos de Jehová, como confesiones "con notorio arraigo" en España, se han incorporado al Patronato de la Fundación Pluralismo y Convivencia, que preside el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, y en cuyos órganos decisorios hasta ahora no participaban.
En la presentación de la memoria de la fundación de 2009, el ministro ha explicado también la creación de sendos órganos denominados "fondos" (judío, musulmán y protestante) para que estas confesiones minoritarias puedan hacer propuestas y plantear proyectos conjuntos.
Asuntos como la apertura de nuevos centros de culto, inhumación de personas de culto diferente o necesidades alimentarias en escuelas y hospitales han llevado a incorporar a la Fundación a algunas administraciones autonómicas y a la Federación Española de Municipios y Provincias.
Entre otras actividades, el año pasado se concedieron ayudas por 2,8 millones de euros a 587 proyectos (un 7,7 por ciento más que en 2008) presentados por 526 entidades religiosas de esas tres comunidades religiosas.
El 44 por ciento correspondió a proyectos de educación y el 35 por ciento fueron de integración social.
Otros 1,8 millones se destinaron a propuestas de las federaciones y organismos de coordinación de estas confesiones: 760.000 euros para la Federación de Comunidades Religiosas Evangélicas de España, 347.000 para la Federación de Comunidades Judías de España y 698.000 para la Comisión Islámica de España.
Aparte, la Fundación desarrolló en 2009 18 jornadas de formación en diferentes comunidades y financió seminarios, guías, manuales y estudios sobre la libertad religiosa y la convivencia y la mejora del conocimiento de las confesiones minoritarias.
Entre otros ejemplos, el ministro ha citado la ampliación del "Mapa del pluralismo religioso en España", con la publicación de la investigaciones sobre Castilla-La Mancha y Aragón, o la traducción al castellano del libro de chistes sobre las principales religiones "La sonrisa divina".
El objetivo de la Fundación no es otro, según Caamaño, que "normalizar" la presencia de las minorías religiosas para que cada uno se sienta libre de expresar sus sentimientos frente a "fenómenos de intolerancia que persisten" y que se deben combatir.