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Las ayudas para las misiones católicas crecen un 4,5% en 2011

En tiempos de carencias, mucho se repite estos días, la solidaridad crece. La Iglesia católica española lo ha notado en la ayuda económica recibida para su misioneros el año pasado, que se incrementó un 4,5% hasta alcanzar los 20 millones de euros que se han distribuido este año. “Ha sido una sorpresa agradable, pero no sabría decir a qué se debe, pues en los años anteriores se habían experimentado leves descensos en la recaudación. Yo creo que cuando uno se aprieta el cinturón se hace solidario y piensa en los que ni eso pueden hacer. Piense que siempre el más generoso es el que menos tiene”, afirma el director de las Obras Misionales Pontificias en España, Anastasio Gil García. “Y no es que esto se haya debido de repente a la ayuda de un mecenas, por ejemplo; no, son clases medias. Los misioneros son creíbles y la gente tiene la certeza de que hacen un duro de una peseta, gestionan bien los recursos. Su fama se la han ganado a pulso”.

Sin embargo, cada vez son menos en números absolutos las personas que se dedican a las misiones. Hace una década eran 20.000 y hoy 14.000. Muchos son ya de avanzada edad, más de la mitad tiene entre 70 y 90 años. Gil García lo explica así. “En términos relativos el compromiso con las misiones es saludable porque goza del mismo porcentaje de sacerdotes que hace unos años, respecto al total que se ordena. Y lo de la edad es comprensible, porque muchos optan por dedicar su vida a eso. Mi lectura sobre esto es la fidelidad, gastan su vida en eso. Ven que sus semillas han dado fruto”.

La Iglesia ha puesto en marcha su campaña para el Domund (Domingo Mundial) del 21 de octubre, que junto a la jornada de la infancia misionera y las vocaciones nativas completa las acciones publicitarias de recaudación para esta causa. Dada la situación económica, ¿cabe hacer misiones en España? No. La Iglesia es categórica con esto. “Un misionero es voluntario, sí, y cooperante, también, pero es más que eso. Su motivación debe ser anunciar el evangelio, es un enviado de la Iglesia que necesita capacidad y equilibrio psicológico, no vale cualquiera. Para esto no sirve una corazonada, no es una pequeña aventura, eso es cosa del verano, del ámbito juvenil: unos 10.000 jóvenes van cada verano a misiones”, dice Gil García.

Entre las necesidades económicas más perentorias para estos misioneros la Iglesia cita unas cuantas, como la construcción de iglesias y capillas, vehículos, sostenimiento de las comunidades religiosas, compra de objetos litúrgicos y, por último, los proyectos sociales, educativos y sanitarios. El 31% de las 121.564 instituciones sociales que atiende la Iglesia están en territorios de misiones y el 45% de las 206.964 instituciones educativas. ¿Es más necesaria una iglesia que una misión educativa o sanitaria? El director del las Obras Misionales Pontificias explica que cuando las ONG distribuyen sus ayudas se apoyan en los misioneros porque son ellos los que ya están allí y los que permanecen. “Son sus principales embajadores. Además, los misioneros no tienen ese orden de cosas, no es primero el evangelio y luego el bocadillo, no hay ese orden. Pero este dinero tiene que apoyar a los misioneros, porque hay misiones en las que no se puede subsistir sin recursos humanos ni económicos. Algunos no tienen ni cobertura sanitaria. Esto hay que solucionarlo, estamos en ello”.

Generalmente, a veces por sus propias declaraciones públicas, se tiene la idea de que los misioneros no están del todo de acuerdo con la doctrina que predica la jerarquía católica. Gil García lo niega, y cree que es una etiqueta prefabricada. “Hay unos 80 obispos en España; pues bien, hay 115 obispos españoles en misiones, y esos son jerarquía también. El Papa tiene su corazón con todos los misioneros, que se juegan la vida en ocasiones y que defienden a los más pobres”, afirma.

Cierto, en el siglo XXI han muerto, que se tenga constancia, cinco misioneros, en medio de tiroteos, dentro de sus iglesias o intentando socorrer a hombres heridos. ¿Hay alguna iniciativa por parte de la Iglesia para declararles beatos, santos o algo parecido, como se ha hecho de forma colectiva con los curas muertos en la Guerra Civil española? “Eso es un proceso largo”, dice Gil García, pero insiste en que están en el corazón de todos los católicos.

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