Descargo de responsabilidad
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La Semana Santa es una época muy importante para la comunidad católica en muchos países del mundo, por eso no deja de sorprender que, a estas alturas, algunas autoridades se presten a abusar de sus atribuciones y utilizar el Estado para imponer valores morales y personales al resto de la sociedad, prohibiendo la venta y consumo de bebidas alcohólicas. Esto plantea una serie de interrogantes en torno a la separación de la Iglesia y el Estado en un país laico.
En primer lugar, cabe preguntarse si es legítimo que una creencia religiosa tenga el poder de influir en las decisiones gubernamentales. La respuesta es no. La Semana Santa es una tradición cristiana, pero ¿qué pasa con las personas que no profesan esa fe? ¿Por qué deberían ser afectadas por una medida que no tiene en cuenta sus creencias o convicciones personales? En segundo lugar, no podemos obviar que hay actividades desde restaurantes, tiendas o discotecas que también se ven afectadas por las restricciones asumidas.
