¡No más mentiras, yo no discrimino! Gritaban en coro los creyentes, y en algunos momentos mezclaban la fe con la política diciendo: ¡se vive, se siente…Mira está presente. Se vive, se siente…la iglesia está presente! Y ¡Azul, blanco…Mira gobernando!
Incluso alzaban sus voces con cánticos de alabanza en donde nombraban a Jehová y se refugiaban en las leyes celestiales y el futuro que él les ha prometido, eso sí, afirmando que Piraquive y Baena ‘se van directo al cielo’, sin ningún remordimiento.
“Lo que se argumenta en el vídeo es totalmente falso. Se argumenta sobre algunos hechos que lo que sucede es que quienes lo juzgan es porque no conocen la doctrina del Dios vivo y de poder y porque no nos conocen a nosotros, entonces se fundamentan en hechos que no tienen piso”, señaló José Armando Espitia, quien pertenece a la iglesia hace 19 años.
Y añadió, “aquí lo que se predica es exactamente el guardar las leyes, el respeto y la libertad de culto”.
Al otro lado de la calle, retumbaban las ventanas con los gritos de un grupo más grande que decía: ¡son requisitos, no discriminación!. Y frente a ellos, separados por una cinta amarilla amarrada de poste a poste, un grupo de jóvenes de no más de 35 años, sentaban su voz diciendo: ¡son requisitos de discriminación!
La Asociación de Ateos y Agnósticos de Bogotá, también llegó al sitio con una manifestación pacífica, según ellos, no criticando una posición religiosa, si no defendiendo los derechos humanos, en este caso de los discapacitados. Mientras tanto de fondo, se escucha el polémico discurso de la líder María Luisa Piraquive.
Dos puntos de vista, dos creencias. Unos se apoyan en la fe diciendo que su comunidad religiosa tiene ciertos requisitos y así justifican las palabras de la líder espiritual. Los otros, se argumentan en los derechos humanos y responden a la iglesia diciendo que si ellos no discriminan “queremos ver a un homosexual en el púlpito”. En el discurso agnóstico, “la iglesia ha hecho de la fe un negocio”.