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Arzobispo echa a cura acusado de pederastia

“El padre José me violó…”. Así resumieron su pesadilla los tres niños supuestamente abusados sexualmente por el sacerdote José Mamani Ochoa (48) en la parroquia de San Benito. Con la inocencia de sus 7, 8 y 10 años describieron cómo el clérico tenía relaciones contra natura con ellos. Por ello no fue difícil que los forenses hallen las huellas del abuso y que Trata y Tráfico de la  Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) junto con abogados del Arzobispado capturen al presunto depredador sexual, ayer.

 Además de los tres niños violados está un joven que destapó las agresiones denunciadas tras vivir en carne propia el asecho. Esta, cuarta víctima contó que el sacerdote estaba  “acostumbrado a dormir cada noche con un niño distinto”.  Se percató que le había llegado su turno, mientras se daba una ducha. “El padre entró violentamente y le dijo que él tenía que bañarlo, porque tenía un jaboncillo especial”, declaró en la investigación.

 El humillante episodio marcó su vida. Pero, según dijo lo peor vino en la noche. El sacerdote desnudo se metió en su cama y lo agarró de la cintura. La víctima se aferró al catre y el agresor se marchó frustrado. Desde ese día lo aisló del grupo. Aunque su madre, migrante en España, pagaba para que lo cuiden, él se fue

 “Los otros niños huérfanos o enviados por familias pobres estaban tan mal por lo económico, que no podían irse”, agregó en la investigación. El sacerdote iba a las comunidades, donde reclutaba a los niños de familias pobres o disgregadas, informó el jefe de la división Trata y Tráfico de la Felcc, Boris Bellido.

 El presunto pederasta además recibía a los niños abandonados o en conflicto que le enviaban la defensoría y las juntas escolares de los alrededores de San Benito, localidad del valle alto famosa. Bellido agregó que se investiga el origen del grupo de 16 niños y adolescentes que convivían con el sacerdote denunciado. El cura, además, está imputado por trata de seres humanos con fines de guarda ilegal.

 La acusación del Arzobispado sostiene que se evidenció que el sacerdote tenía bajo su custodia a un grupo de niños y adolescentes. La Iglesia observó que la tenencia no estaba respaldada por las vías administrativas. La tenencia irregular se evidenció en una inspección a la parroquia de San Benito el 14 de mayo. Se vio que en ese lugar y viviendo junto a él existían 16 varones de entre ocho y 22 años. Además, se evidenció que el sacerdote vivía con su hermana y sus dos sobrinas en condiciones precarias y hacinadas. 

 “Había colchonetas por todas partes y no había reglas para los niños”, contó una fuente cercana al caso. El sacerdote no tenía un cuarto, dormía con distintos niños cada noche.  Se cree que se valió de sus virtudes de psicólogo y pedagogo para crear un fuerte vinculo afectivo con sus víctimas. Antes de que los abusos salieran a la luz los niños describían al cura como un “padre cariñoso”, que nunca les pegó. Sin embargo, uno de los jóvenes que dijo haber visto al cura violando a varios niños alertó que el sacerdote además promovía el sexo entre todos.

 Este no es el primer caso con estas características descubiertos en Cochabamba, pues en la gestión 2007 también se denunció a un religioso de nacionalidad uruguaya que abusaba sexualmente de los niños.

 Mamani, un caso clonado

 La historia de José Mamani Ochoa, parece un caso clonado por su similitud con las denuncias contra el sacerdote uruguayo, Juan José Santa Ana Trinidade, que en noviembre de 2007 fue el primero en ser denunciado por abusar sexualmente de unos 30 niños de un internado en Tapacarí.

 Tanto Mamani como Trinidade destacaban como sacerdotes en su comunidad. Mamani resaltó como profesor de religión en varios colegios privados de la ciudad y gozaba de la confianza de la gente en San Benito. Trinidade descolló por su vocación deportiva y en el internado rural tenía el reconocimiento de la población.

 Pero, el Arzobispado intenta marcar una diferencia entre los dos casos. No quieren que el caso quede en la impunidad como ocurrió con el cura uruguayo. En el caso de Mamani Ochoa han comprometido un acompañamiento legal y asistencia para las víctimas.

CRÓNICA EL PROCESO

 Solari  anunció que respaldarán la investigación y citó la bíblia: “Más vale que le pongan al cuello una piedra de molino y le arrojen al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños”.

 3-Abril-09. Se instruye la apertura del proceso al Tribunal Eclesiástico, por apropiación indebida de menores y de haber fraguado documentos de la parroquia.

 13-Abril-09. Se suspende al sacerdote José Mamani Ochoa de todos los derechos.

 12-Mayo-09. El sacerdote suspendido va a Sedeges a pedir los requisitos para abrir un centro. Sedeges alerta al Arzobispado, porque ya se conocía que era investigado.

 13-Mayo-09. El Arzobispado inspecciona la parroquia de Itapaya y se comprueba que el sacerdote incumplió la orden de devolver a los niños.

 15-Mayo-09. Se informó al arzobispo que los niños seguían en Itapaya viviendo hacinados.

 21-Mayo-09. Se trasladan a los niños de Itapaya a hogares.

 4-Junio-09. Se descubrió que algunos niños tenían familias.

 10-Junio-09. El Tribunal Eclesiástico escucha comentarios sobre posible abuso deshonesto.

 11-Junio-09. Se toma la decisión de buscar asesoría legal y denunciar el caso.

 14-Junio-09. Se ubica a la víctima de abuso deshonesto.

 15-Junio-09. Se denuncia el caso a división Personas de la Felcc.

 18-Junio-09. Fiscales rechazan caso y piden remisión a San Benito.

 22-Junio-09. Se conoce de voz de las víctimas los abusos.

 3-Julio-09. Declaran los niños abusados.

 6-Julio-09. Detienen al sacerdote y éste se abstiene de declarar en la Felcc y la Fiscalía

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