«Jesús era político, y su religiosidad llevaba a unas implicaciones políticas». Es una de las conclusiones a las que llega el profesor Antonio Piñero en un nuevo libro titulado Gnosis, cristianismo primitivo y Manuscritos del Mar Muerto (Tritemio). Piñero nos visitó en RD para hablar de cómo estos rollos encontrados hace solo setenta años están cambiando nuestra visión acerca del entorno judío de la Iglesia primitiva.
Antonio Piñero es uno de los grandes expertos en nuestro país en los Manuscritos del Mar Muerto, que es de lo que vamos a hablar hoy. También en cristianismo de los primeros siglos, y de la figura de Jesús.
Siempre recordaré con mucho cariño que mi segundo libro, mi autobiografía de Jesús resucitado, fue posible gracias a tus traducciones de todos los textos de los evangelios y de los apóstoles. Fue una herramienta imprescindible.
Claro, porque la gente dice: ¿cómo es posible que haya 83 evangelios? Pues los hay.
Algunas de las tradiciones que damos por hecho, no están presentes en los evangelios sinópticos sino que también a veces están en los apócrifos o solo en los apócrifos. No hay un buey y una mula en los Cuatro evangelios, por ejemplo.
Y te diría que algún dogma. Como la Asunción de la Virgen, la Inmaculada Concepción de María, depende de una tradición que se ha conservado solo en los apócrifos.
Los evangelios apócrifos no son evangelios falsos, sino que no estuvieron en el momento adecuado cuando se decidió cuáles iban a formar parte del Nuevo Testamento.
Bueno, la Iglesia es lista y cae en la cuenta de que evangelios que empiezan a escribirse en torno al 150, y que lo que intentan es rellenar huecos de lo que no hay en los evangelios canónicos. Pero que en el fondo dependen de ellos y, por lo tanto, los parafrasean y duran hasta el siglo VII fundamentalmente. Aunque hay alguno que se prolonga hasta el siglo XI.
También son evangelios de comunidades donde se vive de una manera muy determinada. Hoy vivimos la Iglesia católica con una suerte de universalidad que no existía para nada en los primeros siglos.
Ese «para nada» yo lo precisaría: la Iglesia aprovechó el sistema de comunicaciones del Imperio romano.
Fíjate, si la Iglesia primitiva está en el Mediterráneo oriental, fundamentalmente de lengua griega, en el Mediterráneo occidental y en el norte de África, y el Mediterráneo está abierto a la navegación desde abril hasta mediados de septiembre, cuando la mayoría del comercio se hace a través del mar, una carta de Roma a Alejandría o viceversa podía tardar, en buena estación y con suerte, dos o tres semanas.
Es decir, la Iglesia de Roma o la de Alejandría podían comunicarse a través de tres semanas. Por lo que, en el norte de África, en la Galia, en Hispania y en el mar Adriático se extendía la noticia.
Pero sí que es cierto que la estructura en los primeros siglos no era tan férrea ni tan potente como la hemos conocido, especialmente a partir de Trento.
El cisma de Oriente con Occidente se produjo precisamente porque los obispos de la zona oriental estaban acostumbrados a ser ellos y solo ellos.
Habría que contar esa historia de esos obispos que se autoexcomulgaron y cómo aquello se solucionó de una manera horrorosa. Otro día abundaremos en ello.
Vienes a presentarnos un libro titulado Gnosis, cristianismo primitivo y Manuscritos del Mar Muerto publicado en la colección Tradición Perenne de la editorial Tritemio. Una edición pulcra, como pocas.
Estábamos hablando de los evangelios apócrifos. De las 83 historias de la vida de Jesús y sus adláteres. Parecía, que reconociendo esos 83 escritos, ya estaba todo dicho. Y de repente, hace setenta años, en 1947, alguien, escarbando en las cuevas de Qumrán, encontró una serie de manuscritos de los que no sé si se conoce o se ha estudiado absolutamente todo.
De alguna manera, no sé si supuso una revolución a todo lo que se sabía, pero sí que ofrecieron pistas nuevas. No estaba todo dicho ni sobre Jesús, ni sobre esa época.
Los 40.000 fragmentos están contenidos en un ejemplar (que tenemos en la facultad) que se llama Discoveries in the Judean Desert donde se recoge todo. Todas las traducciones, las fotografías…, la transcripción de todo con algunos estudios. Ya está publicado también en microfichas y se está editando digitalmente, de tal modo que los grandes rollos puedan leerse con facilidad.
En su momento se habló de una revolución que cambiaría algunos de los significados de lo que hasta ahora habíamos dado por hecho sin posibilidad de otra versión. ¿Qué hay de verdad en esto?
Que lo que cambia enormemente es el conocimiento, más profundo, del entorno judío. Tanto de Jesús, como de sus adláteres como tú dijiste. De sus seguidores y del cristianismo primitivo. Piensa que el Nuevo Testamento, todo, es obra de judíos.
Sin embargo, no entendíamos bien el mundo judío porque Pablo nos llevó a otro lugar.
Solo en parte: Pablo es un gran pensador judío de la época del Segundo Templo. Pero Pablo pertenece a dos mundos, el judío y el griego. Y toda su teología, aunque judía, está penetrada de una visión griega.
A partir de Pablo, el cristianismo es Grecia.
Pero has hecho una muy buena pregunta, porque creo que tú te referías al principio, a ver si había una revolución pendiente en la historia del cristianismo primitivo y a que al principio, pongamos 1952, cuando empiezan a salir datos del Manuscrito del Mar Muerto en periódicos y en revistas, cuando todavía no se conoce muy bien, alguien dijo: aquí tenemos la historia encriptada del cristianismo primitivo. Y, finalmente, vamos a descubrirla. Y eso sería una revolución.
Esta gente del principio, a mí me da la impresión de que pudieron tener buena voluntad. Y de que, por otra parte, les venció el deseo de la novelería. Y es que no hay tal. No hay verdadera historia encriptada del cristianismo primitivo en estos manuscritos, porque la inmensa mayoría están escritos antes de que naciera el cristianismo como tal.
Si, por ejemplo, en el 68 están los romanos avanzando desde le norte, desde la zona de Ptolemaida, San Juan de Acra, hacia el sur para cercar Jerusalén, les quedan dos años para terminar la guerra. Los romanos van dejando atrás tierra quemada o tierra pactada, por ejemplo con los samaritanos. No quieren enemigos. Llegan a Qumrán, que está al norte del Mar Muerto y la arrasan.
Sabemos, por tanto, que antes del 68, la gente de Qumrán, sabiendo que vienen los romanos, escondieron los manuscritos más importantes. De estos manuscritos se han descubierto prácticamente todos. Y en la cueva 12, que salió hace poco en el periódico, no hay ninguno, solo rollos en blanco y alguna otra cosa más.
Pues resulta que en el 68 no había un cristianismo claro. Estaba naciendo en ese momento. Lo que había era un judeocristianismo.
Se ha hablado mucho en Qumrán de los orígenes de Jesús y del tema de si Jesús era uno de los esenios o si era un celota. ¿Eso, a partir de Qumrán, queda más claro?
Sí.
¿Y cuál es la tesis?
Una vez que hemos visto todos los documentos, me parece que es clarísimo, para el 99% de los investigadores, que Jesús no fue un esenio.
Pero, ¿pudo vivir ahí?
Lo dudo. A veces, digo en plan de broma: si es que vivió alguna vez, lo echaron inmediatamente.
El sistema que nosotros, los que nos dedicamos a estudiar, tenemos para hacer es estas afirmaciones es relativamente sencillo. Por una parte, cogemos los evangelios y hacemos una síntesis del pensamiento, la actuación, la vida, el modo de predicar y el contacto con las gentes de Jesús. Y luego, vamos a los Manuscritos del Mar Muerto y hacemos una síntesis de la teología, del pensamiento general social, del pensamiento jurídico y del modo de actuar y de vivir de los esenios.
Al contrastarlo nos damos cuenta de que se parecen como una lechuga a una zanahoria; pertenecen al género de las hortalizas pero poco más. Yo siempre expliqué que cómo no se va a parecer Jesús en su teología, si resulta que el judaísmo del siglo I es como un árbol con un tronco tremendo que tiene varias ramas. Una son los saduceos, otra los esenios, otra los fariseos, etc.
Pero, ¿cómo esas ramas, sin copiarse unas a otras, no van a estar en contacto si pertenecen al mismo árbol? Es evidente.
¿Y Juan?
Ahí sí que habido discusión. Es posible que hubiera estado en Qumrán, porque según dice el evangelio de Lucas al principio: «Y el niño pasó gran tiempo en los desiertos hasta su manifestación a Israel».
Y me dirán: ¿por qué te fías de Lucas, si Lucas es legendario?
Vale, pero en líneas generales a lo mejor es verdad. Y si lo fuera, pudo estar.
Por ejemplo, de Flavio Josefo, en su vida dice que él a los catorce años: «una vez que me hube enterado de las líneas generales del pensamiento de los distintos grupos de nuestra religión, me fui al desierto y estuve con un tal Bano»: Bano era un eremita esenio.
Estuvo tres años allí. No sé qué comían. Bueno, no era puro desierto, serían estepas porque ellos llaman desierto a la tierra deshabitada. Al final de los tres años, se decidió por el fariseismo. Si eso lo hizo Flavio Josefo con catorce años hasta los diez y siete, Juan también pudo.
El Juan que nosotros conocemos, primero por los evangelios y por un fragmento muy importante de Flavio Josefo en sus Antigüedades judías, es el de un hombre apocalíptico, un profeta, un señor que predica, como Jesús, la venida inminente del Reino. Y, sobre todo, la conversión. Y predica un bautismo no para remisión de los pecados, sino como testimonio de que los pecados han sido perdonados y para purificación del cuerpo.
Pero resulta que Juan Bautista estaba bautizando a todo el mundo, está con la gente. Tenía contacto con la gente, con los pecadores, incluso con soldados, que vete tú a saber si esos soldados eran sirios, es decir, de alguna manera semitas. O si no habría algún griego por ahí, o algo así.
De todas maneras, él no tenía un modo de vida qumranita, ni tampoco esenio. Ni tampoco tenía una teología, por lo que nosotros sabemos, que fuera estrictamente esenia. Así, que tú puedes decir: es posible, pero no es totalmente seguro.
Yo diría que en historia antigua deberíamos de aprender, de una vez, que las afirmaciones rotundas son absolutamente imposibles. Nosotros no tenemos en casi ninguna ocasión las fuentes para demostrar con certeza ciertas cosas.
Claro, ni la existencia de personajes que la historia sí nos ha dicho que existieron. Es complicado. No podemos tener duda de que Napoleón existiera, pero… Ni de la de Julio César, que se ha llegado a plantear. Qué no, la de Jesús, claro.
Bueno, la de Jesús, yo diría que con la investigación actual y, sobre todo, con la ayuda de los manuscritos del Mar Muerto que es el entorno judío de Jesús, que ahora lo conocemos muy bien, sí se podría decir. Son 800 manuscritos. Si de esos 800 quitamos 250 que son puramente bíblicos, y que son de una trascendencia monumental, aún así, aún quedan bastantes.
Porque son apócrifos, quieres decir.
No, bíblicos. De los actuales libros de lo que llamamos el Antiguo Testamento, pero que deberíamos denominar Biblia hebrea. Entonces, quitas esos 250, quitas los apócrifos y quedan otros muchos.
La pregunta es fatal para un experto como tú, pero: si tuvieras que quedarte con dos o tres temas, tres apuntes de los Manuscritos del Mar Muerto que consideraras fundamentales, ¿con cuáles te quedarías?
Uno: con los que hablan de la regla de la comunidad, que son muy importantes para ver cómo vivía y pensaba esa gente.
Dos: con los himnos del maestro de justicia, porque curiosamente tiene una mentalidad teológica que lo fundamenta; la llamada justificación por la fe, que se parece mucho a la de Pablo.
Y tres: con aquellos manuscritos que expresan el ambiente apocalíptico. Lo explico: el apocalipsis es una desvelación, en este caso de misterios religiosos. Y un apocalíptico que también es escatológico, es decir, del tiempo final: aquel que está convencido de que Dios le ha revelado cómo va a ser ese final.
Estoy convencido de que una gran parte del cristianismo y de Jesús es la apocalíptica y que ahí hay una matriz judía que se traspasa a una buena parte del cristianismo.
Me quedaría, en resumen, con la regla, con los signos del maestro de justicia y algunos escritos apocalípticos.
Los escritos apocalípticos nos vienen genial porque si tú, por ejemplo, ves los escritos apocalípticos de la cueva 11Q Melquisedec, o 4, 2-5, que son las Bienaventuranzas o 4Q Hijo de Dios, ves lo que pensaban del mesías como hijo de Dios, o qué pensaban de la división del mesías guerrero y del mesías sacerdotal. Eso, me ayuda mucho para comprender qué es lo que pensaban los judíos que eran mesianistas, que ya eran cristianos que aceptaban que había llegado Jesús.
¿El Jesús de Qumrán era un profeta apocalíptico?
¿Qué quieres decir con el Jesús de Qumrán? Porque el Jesús de Qumrán, como tal no existe. Te digo que, exagerando, no hay ningún solo nombre en los textos de Qumrán. Ahora, quitando la exageración, aparecen dos nombres; un Manuel y un José. Hay miles de Manolos y de Josés. Que aparezca un nombre común sin apellido, en los Manuscritos del Mar muerto, no vale nada porque no sabemos quién hay detrás.
¿No aparece Jesús?
Absolutamente no.
Entonces, ¿por qué es tan relevante? ¿Por que dio tanto miedo la aparición de estos manuscritos a la Iglesia? ¿Por qué dio lugar al pensamiento de: nos van a cambiar la religión de Jesús?
Porque eso es lo que dijeron los que se iban a forrar con los Manuscritos del Mar Muerto. Empezaron a decir, como han dicho mil veces desde 1947 hasta ahora, y lo han dicho también con los apócrifos: ¡se les caerán los palos del sombrajo!
Eso es mentira. Por ejemplo en el caso de los Manuscritos del Mar Muerto, la Iglesia o el Vaticano nunca tuvo un manuscrito de estos. Nunca mandó sobre estos textos.
Otro dato: ¿quién ha sido la entidad que ha publicado desde el siglo XIX la inmensa mayoría de los apócrifos? Pues la Iglesia. Es decir, gente eclesiástica. Luego, muy raro es que empiece a temblar la Iglesia.
Lo que pasa es que si yo quiero vender una cosa digo: ¡tengo la bomba! ¡Tengo un gran noticia que va a hacer temblar a todos mis enemigos! Solo es pura propaganda. A la Iglesia no la hace temblar nada.
Qumrán lo que ofrece, en lo tocante la cristianismo, es una visión del entorno en el que nace el cristianismo, que es muy judío.
Totalmente judío. Y que Jesús es totalmente judío. Este propósito sí que lo puedo decir y me lo aceptarás. Lo hemos discutido muchas veces. Es una cosa común en todo tipo de investigadores, los que están sujetos a una confesión y los que intentamos ser independientes: estamos todos de acuerdo en Jesús fue estrictamente un judío.
Pero esa parte de investigación que a veces está sujeta a unas normas, no saca esta consecuencia de que Jesús es un judío. Mientras que el que es aconfesional o independiente, como le da igual, obtiene las consecuencias. Y eso es muy importante para ver la figura de Jesús.
Reconocemos a Jesús desde la confesionalidad, judío pero con una óptica muy griega, muy occidental. Reconocemos un Jesús muy distinto, que no sería reconocible para los judíos de la época.
Ya he hablado alguna vez de un investigador húngaro que se llamaba Geza Vermes, que fue judío, luego se hizo católico y más tarde sacerdote. Después, colgó los hábitos para casarse y se fue a Londres. Dijo, al final de su libro La religión de Jesús: «Si Jesús levantara ahora la cabeza y le pusieran delante el Credo que se recita en la misa, -que es el credo niceno/constantinopolitano- y que tiene unas veintiocho afirmaciones, de todas solo afirmaría las tres primeras».
Oye, eso es muy serio.
Eso implica que no se considera a sí mismo mesías.
Ahí, yo disentiría. Estoy convencido de que se puede ser mesías, pero mesías judío. Otra cosa es, que no se considerara mesías tal y como lo interpretaron los cristianos después.
Hay dos clases de mesianismo en los evangelios aplicados a Jesús y las dos a la vez: una de un Jesús extremadamente pacífico, apolítico y desinteresado de toda la sociología profunda y «mi Reino no es de este mundo». Y otro, que sigue la línea del mesianismo davídico, que está profundamente interesado en la política y que al proclamar el Reino de Dios, esa proclama tiene intereses políticos. Por ejemplo, que negó que se pudiera pagar el tributo al césar y que muere en la cruz como sedicioso contra el Imperio romano, condenado por las leyes romanas.
Son dos mesianismos distintos y con lo dicho de este segundo no quiero decir que esté defiendo un galileo armado. No lo era. Pero sí que era, indirectamente al menos, político, y un Jesús cuya religiosidad llevaba a unas implicaciones políticas. Es más, creo que al final pretendió ser el rey de Israel = mesías. Que pertenecía a ese pequeño bloque apocalíptico que era como Gedeón, que no tenía un ejército pero al final tuvo a unos 300 zarrapastrosos y Dios le dio la victoria.
Pues Jesús era como él, no tenía ejército ninguno porque no creía que fuera necesario ya que vendrían doce legiones de ángeles y echarían a los extranjeros.
Tenemos que aceptar que gracias a los Manuscritos del Mar Muerto estamos conociendo mejor ese entorno de Jesús, entendemos mejor el judaísmo de Jesús y el judaísmo de Pablo.
A través de los himnos del maestro de justicia de Qumrán, también entendemos mejor parte del Nuevo Testamento que explica cómo algunos esenios, de los 4.000 que vivían fuera del asentamiento de Qumrán, en los suburbios, vivían una vida muy parecida a la de los judeo-cristianos de la comunidad de Jerusalén y compartían sus bienes de forma comunitaria.
Si nosotros admitimos que algunos de estos esenios entran a formar parte, de algún modo, en el cristianismo primitivo, explicamos un montón del Nuevo Testamento. En el libro H. Braun, que yo utilicé mucho y que se llama Qumrán und das Neue Testament, hay una gran cantidad de paralelos.
¿Crees que alguno de los cuatro evangelistas pasó por Qumrán?
Yo creo que no, porque Qumrán no existía ya, Si se atacó, había sido arrasada en el 68. A no ser que, de jovencito, Marcos pasase por allí. Pero yo pienso que Marcos es más del entorno Galilea-Siria. Hay mil discusiones sobre este asunto: desde decir que Marcos era un judío romano, hasta que era un judío de Antioquía.
Lo que no se puede negar es la que montó este hombre, Jesús, en el caso de que existiera.
¿Qué dices? Claro que existió, pero yo, lo que estoy ahora repitiendo, casi obsesivamente, es que la mayoría de esos que niegan la existencia del Jesús histórico es porque no hacen una distinción elemental: que una cosa es Jesús-el-nazareno y otra Jesucristo, donde a un Jesús-el-nazareno se le ha pegado un concepto teológico, que es el de mesías celestial.
Evidentemente, como la teología pertenece a la mente, es una construcción humana.
La teología implica un diálogo con Dios, implica una creencia.
Tú puedes decir tranquilamente que Jesucristo no existió porque es una mezcla de un ser humano histórico, aunque pequeñito, para el Imperio romano.
Otra cosa que también digo, y que la gente no reflexiona: como digas que Jesús es un puro mito literario, te aseguro que acabarás suicidándote si te tomas en serio para explicar el nacimiento de los evangelios.
Fíjate que ya no te digo el nacimiento y el origen del cristianismo. Los cuatro evangelios, tal como están aquí y ahora, son infalsificables. Porque son tan distintos y tan iguales entre sí, tan contradictorios y tan no contradictorios, tan dispersos por un lado y tan cajón de sastre y mostrando una unidad también, tan lleno de datos históricos que están de acuerdo con la época, que son imposibles de falsificar.
Porque tú, si crees que Jesús es un mito literario, tienes que pensar que, en un cierto laboratorio de escritura, se juntaron unos cuantos sacerdotes egipcios para escribir los evangelios imitando o cuentos egipcios o la vida de Julio César. Eso no es serio.
Los evangelios no pueden explicarse si asumes que a Jesús-el-nazareno, el Imperio romano se lo quitó de en medio cuando le molestó. Cuando predicó un Reino donde no cabía Poncio Pilato ni Tiberio.
Porque probablemente Tiberio ni supo de Jesús.
Ni le importó un comino. Entonces, como digas de ese personaje, del que tenemos además otros ejemplos de otros rabinos de la época, que son muy parecidos a él, que es un mito, acabas suicidándote porque no encuentras la salida para explicar lógica e históricamente la creación de los cuatro evangelios.
No vamos a correr ese riesgo.