La Iglesia católica en México no sólo niega que Hidalgo y Morelos hayan muerto excomulgados y le atribuye “inspiración cristiana” a la Independencia y a la Revolución: ahora quiere que la SEP “rectifique” los libros de texto, pese a que las fuentes históricas la contradicen. El exdiputado Alfonso Suárez del Real y la iglesia Luz del Mundo acusan a la jerarquía católica de pretender tergiversar los hechos para “lavar su imagen”.
¿Los sacerdotes Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón murieron excomulgados por la jerarquía católica de su tiempo, que se opuso a la lucha de independencia y condenó a la nueva nación? Esta interrogante levanta polémica en vísperas de celebrarse el bicentenario de la Independencia de México.
Con miras a los festejos patrios, la pasada legislatura en la Cámara de Diputados propuso que el gobierno mexicano pidiera formalmente al Vaticano que levantara los edictos de excomunión a estos héroes.
Sin embargo, en diciembre pasado, los nuevos diputados federales dieron marcha atrás a la propuesta, ya que la arquidiócesis de México, mediante un “dictamen histórico” elaborado ex profeso, los convenció de que Hidalgo y Morelos no murieron excomulgados, sino en el seno de la Iglesia, que apoyó su lucha independentista, los confesó antes de ser fusilados y además dio cristiana sepultura a sus cuerpos decapitados.
A raíz de su fallo, ahora la Iglesia está pidiendo a la Secretaría de Educación Pública (SEP) que ajuste sus libros de historia a su versión. Por lo pronto, Alonso Lujambio, titular de la SEP, estudia la posibilidad de llevar a cabo las modificaciones que quiere la jerarquía católica.
Tales pretensiones, empero, han levantado la protesta de quienes sostienen que Hidalgo y Morelos sí murieron excomulgados debido a que la Iglesia apoyó a la monarquía española, condenando la Independencia de México. Sólo que ahora, dicen, la jerarquía intenta “tergiversar” la historia con el fin de limpiar su imagen.
Todos somos herejes
Alfonso Suárez del Real, diputado federal del PRD en la Legislatura pasada, cuando impulsó la petición para que el Vaticano quitara la excomunión a los próceres, exclama:
“¡Por supuesto que Hidalgo y Morelos murieron excomulgados! Esas excomuniones siguen siendo válidas. Y no fueron sólo contra ellos, sino contra quienes apoyaron y siguen apoyando su causa y el principio de que la soberanía reside en el pueblo. Por consiguiente, de entonces a la fecha los mexicanos quedamos excomulgados.”
-¿Esto motivó a la pasada legislatura a solicitar que el Vaticano quitará las excomuniones?
– Sí, claro. Y la petición debió hacerse de Estado a Estado; el Estado mexicano debió hacer la solicitud al Estado Vaticano, mediante un procedimiento similar al que utilizó el gobierno alemán, que pidió se le levantara la excomunión a Martín Lutero, cosa que hizo el Papa Juan Pablo II.
En octubre de 2007, Suárez del Real y otros legisladores del PRD y del PRI lograron que la Cámara de Diputados emitiera un punto de acuerdo para solicitar al gobierno que pidiera formalmente al Vaticano que levante la excomunión a los independentistas mexicanos. Ahí se señala que los edictos de excomunión contra Hidalgo y Morelos también excomulgan a todo los independentistas mexicanos que siguieron su causa, quedando en calidad “herejes” por “reconocer a la nación mexicana como independiente”.
Según el pronunciamiento legislativo, estas excomuniones representan un desconocimiento de facto de nuestro país. Por ello pidió a la cancillería y a la Secretaría de Gobernación realizar las gestiones relativas para que el estado Vaticano levante esas excomuniones.
El punto de acuerdo cita los precedentes de Galileo Galilei, cuya teoría científica fue condenada por herética, y Martín Lutero, quien emprendió la llamada reforma protestante. A ambos se le retiró la excomunión. Argumentaban los diputados que los fundadores de la nación mexicana, Hidalgo y Morelos, merecían igual trato por parte del Vaticano.
Sin embargo, el 8 de diciembre pasado, un dictamen del actual legislatura –elaborado por las comisiones unidas de Relaciones Exteriores y de Gobernación– echó para atrás aquel punto de acuerdo, al determinar que “no hay elementos” para pedir que se levanten las excomuniones, puesto que los independentistas ya fueron absueltos por la Iglesia. Por lo que pidió: “archívense el expediente como asunto total y definitivamente concluido.
La actual legislatura afirma que basó su fallo en un estudio que ordenó al cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo primado de México:Consideraciones en torno a las excomuniones de Hidalgo y Morelos, realizado por el sacerdote Gustavo Watson, director del archivo histórico del arzobispado de México. El nuevo dictamen en de la Cámara de Diputados, enviado la Secretaría de Gobernación, consigna que el especialista concluyó que Hidalgo y Morelos no murieron excomulgados, principalmente porque recibieron la confesión antes de ser fusilados, y a un excomulgado no se le confiesa.
Suárez del Real comenta: “Resulta increíble que los actuales legisladores se basen en un estudio realizado por la Iglesia, que resultó ser juez y parte. Debieron tomar en cuenta a historiadores de la UNAM o de alguna otra institución académica que analizara el asunto de manera imparcial”.
–¿En este caso, la confesión a los próceres les quito automáticamente la excomunión?
–¡Para nada! Otorgarle el derecho de confesión a un condenado a muerte es un acto de elemental misericordia, es un mecanismo de extremis mortis considerado en la Iglesia. Pero este acto de ninguna manera nulificó las excomuniones. Lo más relevante, sin embargo, es que la jerarquía excomulga a los insurgentes por su postura ideológica, por emprender la guerra de Independencia.
–¿Y por qué hoy no quiere reconocerlo?
–Por soberbia, porque no quiere aceptar sus pecados. Debería asumir una actitud humilde y aceptar que excomulgó, degradó y propició el fusilamiento de Hidalgo y Morelos. Por eso la jerarquía mexicana impidió que nuestra petición llegara a Roma, apoyada por los legisladores del PAN en la Cámara de Diputados, que sistemáticamente bloquearon nuestra propuesta. Lo único que queríamos era una plena reconciliación entre México y el Vaticano.
La otra historia
Es muy distinta la versión histórica que expone el estudio de la arquidiócesis de México, elaborado por Gustavo Watson, quien reconoce que el entonces Obispo electo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo, excomulgó a Hidalgo el 24 de septiembre de 1810, pero no por emprender la lucha de Independencia, sino porque Hidalgo atentó contra “la persona y libertad del sacristán de Dolores, del cura de Chamacuero y de varios religiosos del convento del Carmen de Celaya”, lo cual violaba las leyes eclesiásticas de aquel tiempo, que condenaban ejercer la violencia contra los clérigos.
Watson sostiene que luego de ser capturado en Chihuahua, Hidalgo recibió la confesión antes de ser fusilado, en julio de 1811. Después, a su cadáver se le cortó la cabeza. Ésta fue enviada a la ciudad de Guanajuato, donde estuvo colgada en una esquina de la Alhóndiga de Granaditas, expuesta al público como escarmiento. En cambio, el resto de su cuerpo quedó en Chihuahua y “fue enterrado en terreno eclesiástico”, custodiado por la “santa y venerable” orden de San Francisco.
Según Watson, “un excomulgado no podía recibir la Eucaristía ni ser sepultado en terreno sagrado”, por lo tanto, deduce, Hidalgo no murió excomulgado.
Con Morelos, dice, ocurrió lo mismo: “Él también fue excomulgado por Abad y Queipo el 22 de julio de 1814, pero igual que Hidalgo se reconcilió plenamente con la Iglesia, puesto que antes de morir pasó por la villa de Guadalupe –atado con grilletes–, donde rezó los salmos miserere y De profundis, muy “temeroso de las penas del purgatorio”. Continuó su trayecto San Cristóbal Ecatepec, donde se le fusiló.
Watson resalta que años después, en 1823, los restos de Hidalgo, Morelos y otros héroes de la Independencia fueron trasladados a la catedral de la Ciudad de México, otro lugar sagrado, donde permanecieron hasta 1926, año en que fueron llevados a la columna de la Independencia.
En Consideraciones en torno a las excomuniones de hidalgo y Morelos, Watson concluye: “Habiendo muerto Hidalgo y Morelos dentro de la Iglesia y en plena comunión con ella, y habiendo honrado la Iglesia católica a dichos héroes desde la consumación de la Independencia, no hay razón para pedir que se le levante la excomunión. Esto ya sucedió en el día que ello se confesaron antes de morir”.
Y adelanta que la Iglesia se sumará gozosa a los festejos del bicentenario, pues todo los que militaron en las filas insurgentes fueron católicos y algunos de ellos sacerdotes.
Por lo pronto, los historiadores eclesiásticos están realizando mesas redondas, simposios, jornadas académicas y otros eventos en los que resaltan que la Independencia y la Revolución Mexicana fueron movimientos sociales de inspiración cristiana.
Incluso, el vocero del arquidiócesis de México, Hugo Valdemar, le solicitó a la SEP una corrección de los libros de texto para que incluya estos hechos señalados por la Iglesia. El titular de la dependencia, Alonso Lujambio, respondió el 30 de agosto pasado que está “estudiando el tema”.
Tergiversación
Para contrarrestar esta embestida católica que intenta “tergiversar la historia”, en la primera quincena de enero, la Iglesia La Luz del Mundo difundió en distintos medios un extenso desplegado donde refuta la postura del sacerdote Gustavo Watson.
El desplegado –con notas a pie de página que citan incluso historiadores del clero católico– asegura que Hidalgo sí murió excomulgado, y no sólo por Abad y Queipo, sino por los principales jerarcas de su tiempo, como Francisco Javier Lizana, Arzobispo de México; Juan Ruiz y cabañas, Obispo de Guadalajara; Antonio Bergosa Obispo de Antequera, y Manuel González del Campillo, Obispo de Puebla, entre otros.
La Luz del Mundo señala que estas excomuniones condenaban a los insurgentes por “herejes, ladrones, ignorantes, sacrílegos y otros tantos calificativos”, pues veían a la insurgencia como una “enfermedad” instigada por “Satanás”.
Agrega el desplegado que el tribunal del Santo oficio sometió a los jefes insurgentes a “denigrantes procesos” y a “crueles torturas”. Ejemplifica con el caso de Hidalgo, a quien la jerarquía católica lo sometió, el 29 de julio de 1811, a un “proceso degradatorio”, pues tenía que despojarlo de su rango sacerdotal antes de ser llevado al paredón.
La degradación de Hidalgo, detalla el desplegado, estuvo a cargo del clérigo Francisco Fernández Valentín, doctoral de la Iglesia de Durango, quien empezó por arrancarle la sotana y el alzacuello, mientras pronunciaba un discurso en el que textualmente decía que “por la autoridad e Dios Omnipotente” y por “ser indigno de la profesión eclesiástica, te devolvemos con ignominia al estado seglar”.
Después, Fernández Valentín raspó con un cuchillo la piel de la cabeza del reo, las palmas de sus manos, las yemas de sus dedos y cortó parte de su cabello. Ya degradado, a Hidalgo se le fusiló al día siguiente. Todavía se vejó su cadáver al cortarle la cabeza. La Iglesia celebró su fusilamiento con un Te Deum solemne. “Este es el pasado que la Iglesia católica quisiera que el pueblo de México olvidara”, concluye el desplegado.
Armando Maya, vocero de La Luz del Mundo, comenta sobre los motivos que llevaron a su iglesia a elaborar el documento:
“Nos preocupó muchísimo la versión del padre Watson y la intención de ajustar los libros de la SEP a esta tergiversación de nuestra historia, con el fin de lavar la imagen de la Iglesia católica. Ese fue el motivo central que nos llevó a elaborar el desplegado y a darle una amplia difusión, sin escatimar gastos ni esfuerzos.
–¿Para elaborarlo, realizaron previamente una investigación?
–Por supuesto. A mediados de septiembre pasado convocamos a diez historiadores, todos ellos con especialidades en universidades mexicanas y del extranjero, para que emprendieran una investigación rigurosa, seria y profesional. Quedó concluida a finales de diciembre.
“Realmente, sobre este asunto son muchísimas las fuentes históricas. Desde el mismo siglo XIX, hay historiadores liberales, conservadores y hasta miembros del clero que sostienen que Hidalgo y Morelos murieron excomulgados. Ahí están también las actas de los procesos inquisitoriales contra los insurgentes.
“Es más, hasta el propio Miguel Hidalgo, en un manifiesto contra el Tribunal de la Fe, asegura que la Iglesia lo condenó por intentar liberar al pueblo de la opresión española. Ahí sostiene que, si no hubiera emprendido la lucha de Independencia, hubiese seguido con su vida dulce y apacible, y nadie lo viera acusado de hereje. Otro dato revelador; la Iglesia católica no reconoció la Independencia de México hasta quince años después de haberse consumado, en 1836. En fin, los hechos están muy claros y hay muchas fuentes disponibles para comprobarlos.
–¿No hay ningún ánimo de ustedes, en La Luz del Mundo, por atacar a la Iglesia católica?
–Desde luego que no. El único ánimo que nos mueve es preservar el Estado y la educación laica. Esto nos obliga a denunciar las intenciones que tiene la Iglesia católica de tergiversar la historia, con miras a tener protagonismo en los festejos que se aproximan.
Para Roberto Velásquez, investigador del Archivo Secreto Vaticano y especialista en la relaciones entre ambos estados, esta polémica debe sustentarse en la documentación que existe en el Vaticano, pues de lo contrario no tendrá salida:
“La Congregación para la Doctrina de la Fe, lo que antes era la Inquisición, tiene la última palabra sobre el asunto. Antes que nada, debió recurrirse a sus archivos para saber si Hidalgo y Morelos figuran en su lista de personajes excomulgados, dice.
–¿Se pueden consultar esos archivos?
Sí. Juan Pablo II abrió esos archivos al público en general, cuando el encargado de la congregación era Ratzinger, el actual Papa. Si efectivamente los próceres ya están absueltos, el asunto queda concluido.
–¿Y si no?
Entonces el Estado mexicano, si es que así lo quiere, debe pedir a la Santa Sede que les quite la excomunión. Y ésta, por su parte, debe crear una comisión de peritos que realice una investigación para determinar si les quita o no la excomunión. Es un proceso que lleva tiempo y no es fácil. Si México hubiera querido quitar esta supuesta excomunión para los festejos del bicentenario, debió haber hecho su petición hace unos cuatro años, por lo menos.
–¿No resulta intrascendente quitarle la excomunión a unos personajes que ya son héroes laicos, colmados de homenajes?
–No, no es ninguna nimiedad. Todo lo contrario, es un asunto muy importante, puesto que Hidalgo y Morelos son los creadores de la nación mexicana, son verdaderos mitos patrios. Cualquier estado debe mantener sin mácula a sus mitos nacionales, pues estos le dan fortaleza. Juan Pablo II pidió públicamente perdón a Galileo. Imagínese lo que, en el plano simbólico, significaría que el Papa Benedicto XVI le pidiera perdón a Hidalgo y Morelos.
Fuente: Proceso, 24 de enero de 2010, n. 1734, pp. 54-7.