Testimonios de las alumnas del Valdeluz que sufrieron abusos
"Andrés me obligaba a abrir su cremallera y meter la mano". Los testimonios de las alumnas que presuntamente sufrieron abusos por parte del profesor del colegio Valdeluz Agustinos de Madrid son estremecedores.
Andrés Díez, que impartía Música y Filosofía en el colegio Valdeluz, está acusado formalmente por el juez de siete abusos sexuales a menores aunque tras su ingreso en prisión han seguido llegando nuevas denuncias contra él en el SAM (Servicio de Atención a la Mujer y la Familia)de la Brigada de la Policía Judicial.
También fueron detenidos el director del centro, Eustaquio Iglesias, y el jefe de estudios, Juan José de Cossío, ambos religiosos. Están imputados por un presunto delito de omisión del deber de perseguir delitos o promover su persecución y declararán el próximo 10 de marzo. Ambos sabían desde 2006 que se habían producido los abusos pero no lo denunciaron «para no poner en riesgo a los demás niños», según declaró De Cossío a la Policía.
Hasta el momento todas las chicas coinciden en señalar cómo el profesor Andrés Díez «trataba de crear un clima familiar» en las clases particulares de Piano y Música, donde cometía los abusos. Tras ganarse la confianza de las menores comenzaba siempre sus fechorías bajo la promesa de subirles las notas o de impulsar su carrera.
Así comienza el relato de una niña que inició su calvario con seis años: «Al principio Andrés se sentaba en una silla a mi lado en clase de piano y su comportamiento era normal. Me decía que era la mejor y que iba a llegar muy muy lejos».
«Durante varios días se aproximó cada vez más y me empezó a coger de la mano. Un día comenzó a acariciarme el culo, por encima de la falda y luego me tocó entre las piernas. Me quedé bloqueada pero pensé que si me tocaba era algo normal porque al mismo tiempo me decía que era un portento y que nunca había visto a nadie como yo».
"Un día dije basta, le comenté que no quería verle más. Cada vez que le veía me daba más y más asco"
Otra de las menores relata que el profesor «comenzó a tocarme la mano y luego me metió su mano dentro del pantalón y las bragas». «Al día siguiente me acarició la vagina, creía que lo que hacía formaba parte de la clase aunque me sentía muy rara».
Una alumna explica en su manifestación: «Tras varios días acariciándome la vagina empecé a pensar que eso no debía ser así». Aún es más sobrecogedor el final de su declaración: «Siento mucho lo que ha pasado, lo siento mucho, tendréis que perdonarme».
Los abusos eran preferentemente en las horas de la comida, cuando había menos gente en las clases. «Él cerraba la puerta con llave. Un día supe que lo que hacía estaba mal porque alguien abrió la puerta y de repente quitó la mano de forma rápida. Entendí que eso no era bueno».
Alguna de las adolescentes que ha denunciado ahora al profesor llegó incluso a plantarle cara: «Un día dije 'basta', le comenté que no quería verle más. Desde ese momento cada vez que le veía me daba más y más asco». Además, una de las niñas asegura en su testimonio que no se atrevió a denunciar lo que estaba ocurriendo por temor a lo que dirían sus padres. «No tuve valor para decírselo porque ellos confiaban mucho en él y hablaban con él para que me diera clases especiales. Me ha afectado mucho psicológicamente. Le debería haber dicho algo desde el principio. Ahora le odio, le odio», dice otra de las niñas.
«Andrés me acariciaba y me daba muchos besos. Un día me sentó sobre sus piernas para realizarme tocamientos en la zona vaginal, los glúteos y las piernas. Otro día comenzó a darme besos en la boca y me decía que me iba a subir la nota». También una de las niñas cuenta cómo una tarde le cogió tan fuerte de las muñecas para llevarla a su entrepierna que le hizo mucho daño.
"Con lo que tenía en su entrepierna me tocaba y frotaba mi espalda, pero a mí no me gustaba nada"
Una vez que las niñas no le rechazaban iba más lejos. «Con lo que tenía en su entrepierna me tocaba y frotaba mi espalda pero a mí no me gustaba nada», «me obligaba a abrir su cremallera y a meter la mano…», dijo una niña de corta edad.
La primera joven que denunció los abusos fue una alumna de 17 años. En 2006, acusó al profesor y provocó gran revuelo en la cúpula del colegio. Sin embargo, el director restó credibilidad a su relato ya que «era abierta y jovial». Además, consiguieron que la muchacha no denunciara los hechos en comisaría y tampoco abrieron el correspondiente expediente. A cambio, esta chica pidió que nunca más le diera clase Andrés Díez. Esta joven fue atendida en el CIASI (Centro Especializado en Abusos Sexuales a la Infancia). Ella y su madre prefirieron no denunciar los hechos.
Juan José de Cossío, jefe de estudios del colegio, dijo a la Policía el 13 de febrero que «deberían haber tomado medidas. Por eso me siento culpable». El director del centro escolar, en cambio, mintió y lo negó todo hasta que el jefe de estudios le descubrió.
El abogado de ambos, Jesús Mandri, explicó ayer a Efe que, con «toda la cautela del mundo», porque todavía no han prestado declaración ante el juez, «todas las referencias que yo tengo por parte de ellos van en el sentido de que no sabían nada y de que no tenían conocimiento de la comisión de ningún delito, ni en el año 2006, ni en el 2007, ni nunca».
Alumnos entran al colegio Valdeluz, cuyo profesor de Música cometió presuntos abusos contra alumnas J. BARBANCHO
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