Mañana, día 8 de Septiembre, en el Puerto de Santa María, tendrá lugar la procesión de Nuestra Señora de los Milagros, patrona de la ciudad. Esto no sería noticia si, por primera vez y por aprobación del Pleno del Ayuntamiento, con los votos del PP, de los independientes y de un concejal andalucista, no se hubiera obligado a todos los concejales a asistir obligatoriamente a dicha procesión. Hasta este año y como era natural, cada concejal podía decidir libremente de su asistencia a dicho acto.
Andalucía Laica denuncia que el alcalde popular, Enrique Moresco, su equipo de gobierno y sus socios, abusando de su poder, hayan confundido, como ocurre con demasiada frecuencia, un acto de creencias religiosas de carácter personal con un acto oficial e impositivo, conculcando la libertad de pensamiento y la libertad de religión reconocidas en la Declaración de derechos humanos y en la Constitución Española.
Andalucía Laica entiende que estas decisiones pertenecen al ámbito privado de cada persona y que, de ningún modo, se pueden tomar en el pleno de un Ayuntamiento.
Un miembro del partido socialista de la localidad gaditana exime "a la Iglesia y a las hermandades" y asegura que "son por naturaleza respetuosas con las libertades democráticas".
¿No habrán decisiones más importantes, máxima en estos momentos, que tomar en los Ayuntamientos sin coaccionar a los miembros de las corporaciones municipales?
¿Para cuándo la clara diferencia entre el ámbito privado y el público? ¿Por qué algunos alcaldes se sienten obligados a ser más papistas que la Iglesia?