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Afectados por la secta de Oia relatan las vejaciones sexuales que sufrieron

Denuncian que el grupo denominado Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, asociación católica que los afectados consideran una secta todavía sigue actuando en Madrid

Una “respuesta contundente” de las autoridades eclesiásticas de toda España es lo que reclamaron ayer en una rueda de prensa en Moaña representantes de ocho familias con miembros que aún forman parte de la denominada Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, asociación católica que los afectados consideran una secta. Pese a que la agrupación ha sido intervenida por el Obispado de Tui-Vigo, los afectados leyeron ayer un manifiesto en el que aseguran que su líder, Miguel Rosendo, “sigue dirigiendo un entramado de estafa y tráfico de influencias adaptado a su lucro personal” que opera en varios pueblos de Madrid. Allí habría impulsado un grupo musical llamado La Voz del Serviam, al que el Arzobispado de Madrid ha prohibido actuar en su territorio.

 Los familiares afectados denunciaron que miembros de la agrupación “han sido víctimas de abusos sexuales” que podrían ser “constitutivos de graves delitos” por “valerse el supuesto abusador de una situación de superioridad manifiesta sobre su víctima”. “Una de las mujeres víctimas de esos abusos ha relatado cómo Miguel le aseguraba que por su semen le llegaba el cuerpo de Cristo, y que de esa manera le purificaba”, contaron en su comparecencia los familiares, que aseguraron que el líder del grupo “en ocasiones ha usado la fuerza”. También relataron haber sido “testigos del trasiego de sobres con dinero, aportaciones en efectivo que Miguel Rosendo tenía siempre que bendecir y que en ocasiones se componían de fajos de billetes de 500 euros”.

Uno de los afectados, José Manuel Lima, contó su caso, que lo llevó a vender su vivienda e irse a vivir a la casa matriz que la Orden edificó en Oia. Entró en contacto con la agrupación, dijo, en un momento personalmente complicado e introdujo también a su mujer y a sus hijas. Ahora, recoge Europa Press, sus hijas siguen “atrapadas” en la comunidad, y una de ellas está casada con un hijo de Rosendo y es madre de dos niños que apenas conocen a sus abuelos maternos. Lima contó que no pudo visitar a su hija cuando dio a luz y esta tampoco acudió al entierro de su madre. “Le entregué todo, mi tiempo, mi dinero, mis hijas… hasta que me quedé sin nada”, relató este hombre, que hace dos años pudo apartarse de la Orden y “empezar de cero”.

En el manifiesto que leyeron ayer, los familiares matizan que Rosendo “no habría llegado a reunir hasta a 400 miembros en la Orden y Mandato de San Miguel si estas personas que utilizó perversamente no hubiesen hecho un gran número de buenas obras” como cuidar ancianos y discapacitados o recoger alimentos para fines benéficos. “No nos opondríamos a que nuestros hijos siguiesen llevando una vida religiosa en régimen de clausura, pero no bajo la influencia de un líder sectario como Miguel Rosendo”, concluyen.

Al margen de la intervención de la Orden por parte del Obispado de Tui-Vigo, que ocultó el caso hasta que saltó a los medios de comunicación, un juzgado de Tui también investiga los hechos.

Casa de Oia secta San Miguel

Casa de Oia (Pontevedra) donde tenía su sede el grupo / lalo r. villar

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