La Audiencia Provincial de Soria ha absuelto, por falta de pruebas, a un sacerdote que impartía religión en un colegio de Arcos de Jalón (Soria) de los supuestos tocamientos a tres menores de los que se le acusaba, y sólo considera probado que hizo cosquillas a una de las niñas “a modo de juego”.
En la sentencia, facilitada hoy por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, se recoge que “no ha quedado acreditado” que el sacerdote hiciera tocamientos y caricias con ánimo libidinoso a dos alumnas, y tocamientos a una tercera, en los cursos 2011, 2012 y 2013.
La Audiencia declara que se ha demostrado que el acusado, en alguno de los citados cursos, hizo cosquillas a una de las menores en la tripa y las axilas “a modo de juego, sin ánimo lúbrico o libidinoso”.
En la sentencia se recogen algunas “contradicciones relevantes” en las que incurrieron las menores en el transcurso de las sucesivas declaraciones sobre qué partes les había tocado supuestamente el sacerdote y en qué consistían esos tocamientos, escenificados por una de las alumnas como que le había puesto las manos sobre los hombros y había movido en esa posición los dedos.
La Audiencia Provincial de Soria también sostiene que “no parece muy creíble” que el acusado aprovechara un examen para hacer esos “tocamientos durante la clase, en presencia de otros alumnos”.
En la sentencia se recoge que, en ese periodo, “no figura constatación de queja alguna”, ni “se ha relatado ninguna situación similar de acercamiento, de confidencias, de tratar de ganar la soledad de alguna de sus alumnas, u otro tipo de actos preparatorios, que denoten la presencia de ánimo libidinoso”. Esto ha sido “destacado” por el director del colegio rural en el que el sacerdote llevaba nueve años dando clase después de haber “indagado entre todos los alumnos y alumnas del mismo centro”, tras conocerse la denuncia de las tres estudiantes.
Los psicólogos, según la sentencia, tampoco han podido “establecer criterios de validez, credibilidad o fiabilidad del relato de las menores”, ya que no han podido determinar “a ningún nivel”, si su relato era muy, bastante, poco o nada creíble.
El Ministerio Fiscal solicitaba para el sacerdote ocho años de cárcel, además de la prohibición de acercarse a las menores a una distancia inferior a quinientos metros y de comunicarse con ellas durante dieciséis años, así como una indemnización de 3.000 euros a cada una.
La Fiscalía de la Audiencia Provincial de Soria presentó la denuncia en el Decanato de Juzgados de esta misma ciudad después de que el Ministerio Fiscal abriera diligencias la primera semana de marzo de 2013, tras poner en su conocimiento la Dirección Provincial de Educación este presunto caso de tocamientos a menores por parte del citado docente. La Junta de Castilla y León decidió apartar al profesor de su trabajo como medida preventiva para evitar la alarma social hasta que se aclarase la veracidad o no de estos hechos.
El obispo de Osma-Soria, Gerardo Melgar, adoptó entonces las medidas cautelares previstas por la legislación emanada de la Santa Sede y de la Conferencia Episcopal Española, y mostró su disposición a colaborar con la Justicia “salvando siempre el derecho de presunción de inocencia del sacerdote”.