¿Podíamos estar hablar de un cierto absentismo escolar, por discriminación de convicciones y creencias?
El autor de este artículo reflexiona, a la vez que denunca, el avance de simbología y actividad religiosa (católica) en el ámbito escolar,
Con el apoyo de las instituciones del estado y de una parte del profesorado, en una sociedda cada vez más plural.
¡Qué bien. Me voy a hartar de ver cofradías. El jueves con el cole y el viernes con la catequesis!
Este comentario de un estudiante del grado en pedagogía que realiza su fase de prácticas en un colegio público andaluz, puede que no llame la atención de sus compañeros y tutores.
¿Qué estamos haciendo para que se realicen actividades idénticas en colegios públicos y en la catequesis de la parroquia del barrio?
Cada curso escolar, son más los centros escolares que se animan a participar activamente en los actos de índole religiosa en las pre-vacaciones de Semana Santa.
En informativos nacionales de importantes televisiones, han publicado esta semana imágenes sobre procesiones escolares en Sevilla, en las que podíamos ver a niños y niñas en actitud de penitencia, vestidos de nazarenos, con mantilla, de cargadores, monaguillos, hermanos mayores, o de guardias civiles que escoltan la procesión. Muchas de ellas incluso cortan calles y avenidas a su paso, con el consiguiente despliegue de policía local necesario.
Procesiones, besamanos, representaciones vivientes de la pasión, actividades varias de plástica, dibujos de escenas de la semana de pasión, se realizan estos días en los colegios. Días antes también son numerosos los que como una actividad más de centro, salen a visitar iglesias para contemplar los preparativos de las procesiones.
Este curso escolar, se ha llegado a dar el caso de que la Delegación Territorial de Sevilla de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, ha colaborado con el Consejo de Hermandades de Sevilla y con El Corte Inglés en un concurso de pasos en miniatura para escolares.
Pero todo esto no queda aquí: el resto del curso, en numerosos colegios públicos de Sevilla, como en el resto de Andalucía, los escolares participan también activamente en actos de celebración de la Navidad, con actividades como Belenes vivientes u otros; despedidas de Hermandades de peregrinación como las del Rocío, ofrendas a vírgenes, patronas, iglesias…
Obviamente, todo esto viene acompañado del empleo de los recursos necesarios. Hay colegios públicos que destinan determinados espacios para guardar las imágenes y complementos de las procesiones. También hay profesores que son liberados de sus obligaciones durante determinados periodos, para los preparativos de las pseudo-cofradías. Algunas incluso causan importantes gastos que se cargan en la contabilidad del centro, mientras que no hay recursos para otras actividades escolares.
Si repasamos el calendario escolar, quizás podríamos comprobar que en numerosos colegios, podemos tener tantas celebraciones religiosas como en la catequesis de nuestro compañero.
¿Estamos mezclando la religión con la educación?, ¿No somos capaces de encontrar el ámbito o lugar adecuado donde realizar ciertas actividades?, ¿No tiene que ser el respeto a la diversidad, y más aún a la diversidad religiosa, una base sólida para el sistema educativo?, ¿No debería la normativa (que lo hace), y por tanto las administraciones públicas proteger efectivamente a los escolares de injerencias religiosas aparte de las clases de religión?
Este tipo de actividades, se están extendiendo cada vez más.
Los nuevos profesores de infantil o primaria que se incorporan al sistema educativo, prestan en general poca atención a los principios de laicidad que deberían dirigir los criterios pedagógicos, como garantía de convivencia y de respeto a la diversidad.
Se habla mucho de diversidad, pero puede ser que nos perdamos en su aplicación práctica.
Hace tiempo, hablaba con una compañera que se preparaba para las oposiciones a la docencia, y la unidad didáctica que iba a exponer ante el tribunal, era el portal de belén en el aula. ¿No suena anacrónico?
Lo más preocupante, viene de la incidencia que estas actividades aparentemente inocentes y folclóricas, que algunos pretenden justificar con la tradición y costumbres populares, tienen sobre determinados niños y niñas.
Cada vez hay más familias que profesan religiones distintas a la católica, o simplemente no son religiosas, o son ateas.
Este factor de diversidad y riqueza, se puede volver en contra de los niños y niñas, cuando en un intento de coherencia, les impiden asistir a clase ciertos días señalados. Normalmente, se justifican diciendo que el niño no se encuentra bien, que tiene que ir a algún asunto….
Y aún peor, son muchas más las familias que soportan que sus hijos e hijas participen en estas actividades ante el miedo al señalamiento o a la estigmatización.
Hasta ahora, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, se limita a asegurarse de que las actividades estén incluidas en el Plan de Centro.
Sería muy importante que la administración educativa se implicase y que se intente dar una solución a este problema que está tomando unas dimensiones preocupantes.
¿Podríamos hablar de absentismo escolar por discriminación religiosa?
José María Ramírez Ortega
Profesor