En el montículo de A Guía, a cien metros sobre la ría de Vigo, está la ermita de Nuestra Señora de las Nieves y desde anteayer, culminando dicha ermita, a modo de pináculo, un enorme corazón de Jesús de seis metros de altura. El simbolismo cristiano se impone por todos lados en nuestro país y especialmente en cumbres y lugares emblemáticos de gran visibilidad y es algo que es promovido no solamente por los párrocos y obispos sino también, como es el caso que nos ocupa, por autoridades civiles. En el caso de Abel Caballero, uno de los alcaldes más populistas y populacheros de nuestro país, es paradigmático porque no solo ha impulsado y pagado con fondos públicos este pináculo sino que ha hecho lo mismo con la Cruz de los Caídos, un monumento nacional católico fascista-falangista del año 1961 que se ubica a los pies del Monte O castro y frente al Ayuntamiento. Diversas asociaciones viguesas intentaron aplicar la ley de memoria histórica y, pese a las negativas del Ayuntamiento y de Abel Caballero, consiguieron que un tribunal dictara resolución, en el año 2014, para el derribo de ese monumento nacional católico fascista; pero Abel Caballero y el ayuntamiento se negaron a la ejecución y recurrieron al Tribunal Superior de Galicia, que, en una deshonrosa sentencia, salvó de la piqueta a esa horripilante Cruz que todavía hoy acecha a los ciudadanos que pasean delante del Ayuntamiento. Abel Caballero dice que es una cruz «desfascistada» y que ya solamente es un elemento cristiano. A Abel le encanta hacer guiños a un electorado conservador y le encanta cultivar el simbolismo católico y por ello también suele presidir las procesiones del Cristo de la Victoria, una procesión marinera con cierto apoyo popular pero que el Alcalde se ha encargado de fomentar en los últimos años. Ahora ya con este Sagrado Corazón, Abel Caballero culmina el skyline cristiano fascista de la ciudad. El historiador vigués Lucio Martínez Pereda, especializado en el simbolismo nacional católico y una de las personas más activas en la lucha contra estos monumentos, ha divulgado el origen y significado de este nuevo símbolo de gran visibilidad. El origen del Sagrado Corazón de Jesús está en la revolución francesa donde los reaccionarios lo toman como emblema y llega a nuestro país de la mano de los jesuitas para más tarde, durante la restauración, ser promocionada como símbolo nacional católico al consagrarse la nación, en 1919, a esta figura. El Sagrado Corazón de Jesús se convierte en un emblema del reaccionarismo español católico protofascista para más tarde convertirse, en el franquismo, en un símbolo de la espiritualidad católico fascista. Lucio Martínez Pereda piensa que este monumento incluso pueda llegar a convertirse en un nuevo lugar de peregrinación para los neofascistas españoles. Pero, llegue o no a convertirse en un nuevo lugar de peregrinación del fascismo, esperemos que, al menos, los concejales del Bloque Nacionalista Gallego y de En Marea vigueses denuncien al alcalde por utilizar fondos públicos en la promoción de los símbolos católicos violando claramente la aconfesionalidad de las instituciones.
Pero lo importante de los símbolos no es solo lo que significan sino lo que ocultan; Abel Caballero, alcalde indiscutible de la ciudad, con un apoyo popular sin paragón, deslumbra a los vigueses con luces navideñas cegando una realidad de una ciudad especulativa que tiene todos los servicios públicos privatizados, con graves problemas estructurales y de pobreza y con operaciones urbanísticas meramente especulativas donde Abel y sus amigos, con la ayuda de una prensa local también cegada por la publicidad institucional, parecen reinar como reina, desde anteayer, el Sagrado Corazón de Jesús desde el montículo de A Guía, al que este dinámico y populista alcalde parece encomendarse.