El artista Abel Azcona (Pamplona, 1988) fue a 242 misas en Madrid y Pamplona. Cada vez que iba, se guardaba una hostia consagrada en el bolsillo. Tenía grandes (y controvertidos) planes para ellas: escribir la palabra PEDERASTIA en letras gigantes; para una exposición navideña en… Pamplona. El quilombo que se armó fue de campeonato.
Azcona se enteró ayer de que el Tribunal Superior de Justicia de Navarra le ha llamado a declarar como investigado “por su exposición con supuestas formas consagradas”. Por un lado, la Delegación del Gobierno en Navarra instó a la Fiscalía a investigar la exposición; por el otro, la Asociación Española de Abogados Cristianos puso una querella criminal contra Azcona por “profanación”.
Hablamos vía telefónica con el artista para conocer su opinión.
PREGUNTA. Se enteró de su citación por la cuenta de Twitter del Tribunal Superior de Justicia de Navarra. ¿Le ha llegado ya la notificación?
RESPUESTA. Todavía no, y mi abogado tampoco sabe nada, y eso que llevo varios días localizable en la dirección y el teléfono que tienen ellos. Estoy por mandarle un mensaje directo al ‘community manager’ del Tribunal, a ver si por esta vía…
P. ¿Qué pretendía con esta performance?
R. Fui a 242 misas donde se me dio ese trozo de pan, esa harina con agua, o como lo queramos llamar. Me las metí en el bolsillo porque en un Estado que se dice aconfesional no tienes por qué saber qué hacer con eso. La performance formaba parte de una retrospectiva de mis obras políticas subversivas -‘Desenterrados’- sobre la memoria histórica, la guerra civil y la religión desde el punto de vista de los colectivos discriminados. Da la casualidad de que la sala municipal donde hice la exposición -Conde de Rodezno- era antes el monumento a los caídos de la guerra civil: allí están enterrados Mola y Sanjurjo. Bueno, no es que diera la casualidad, es que quería exponer allí precisamente por eso… Quería montar mis obras de denuncia encima de…
P. Se montó un gran follón…
R. Sí. El primer día ya había cientos de personas afuera gritando y rezando el Rosario. Y así todos los días: arrancaron lonas, atacaron el museo y robaron alguna pieza… Se montaron dos misas de reparación en la Catedral de Pamplona a las que, según ellos, asistieron la cifra récord de 5.000 personas. Con 120 párrocos subidos al altar gritando “satanás”. En Pamplona. ..
P. ¿Por qué critica usted a la iglesia?
R. Mi experiencia personal estuvo marcada por una adopción y una educación infantil vinculada a lo navarro y al Opus Dei. Sufrí una infancia de maltrato y abuso. Mi obra trata sobre el empoderamiento social en base a mis experiencias.
P. ¿Entiende que haya personas a las que les ofenden sus ataques a la religión?
R. No realizo ninguna pieza con la intención de ofender, sino con la de denunciar algo atroz como es la pederastia. Entiendo que haya temas, y sobre todo formas de tratar estos temas, que pueden llegar a hacer sentir mal a algunas personas. ¿Mi manera de verlo? La religión es una plaga y un problema social. Es mi opinión y me ampara la libertad de expresión.
P. ¿Ve alguna relación entre sus problemas judiciales y los de los titiriteros de Madrid?
R. Que han coincidido en el tiempo, pero más allá de eso… Aunque puede que haya una conexión general: el miedo al cambio. Tanto en Pamplona como en Madrid se ha producido un cambio social y político. En ambas ciudades hay sectores muy conservadores que no han digerido bien ese cambio y reaccionan atacando las manifestaciones culturales. Saltan a la mínima. Utilizan el único resquicio moral que encuentran…