Cerca de cincuenta personas se concentraron ayer en la calle Gracia para exigir que las “borren” de la institución eclesiástica, por su postura ante la nueva ley del aborto.
La nueva ley del aborto auspiciada por el Ejecutivo central sigue generando controversia entre diversos sectores de la sociedad. Por un lado, los colectivos pro derecho a la interrupción voluntaria del embarazo defienden la capacidad de la mujer a decidir sobre su cuerpo y su maternidad. Por otro, la Conferencia Episcopal reivindica la vida desde su concepción y hasta su extinción natural.
La postura de hermandades y cofradías que ante una cercana Semana Santa se han sumado mediante un manifiesto -en el caso de Granada- a las tesis de la Iglesia ha incrementado la polémica. A pesar de que argumentan que como parte de la institución eclesiástica comparten y tienen que secundar sus ideas.
Los colectivos que se posicionan a favor de la nueva ley de plazos han expresado en diferentes actos su malestar sobre lo que consideran una injerencia de los obispos en las normas que promulga el Estado. El último de ellos tuvo lugar ayer por la tarde y esta vez la Comisión Pro Derecho al Aborto de la capital eligió como sede de sus reivindicaciones los alrededores de la Curia.
Cerca de cincuenta personas -entre los que se contaban mujeres de diferentes edades y nacionalidades y algunos hombres- se concentraron con unas gomas de borrar de grandes dimensiones en la calle Gracia para exigir que las "tachen" de la institución católica.
"¡Bórrenos! No compartimos sus concepciones interesadas en torno a la vida, su doble moral. Les preocupa la vida que se está gestando, pero no les importa en absoluto la vida de las mujeres que podrían poner en riesgo su vida", recogía la octavilla que repartió la comisión entre los asistentes. El documento también aclaraba que aboga porque tanto las mujeres que decidan seguir con su embarazo como las que no, gocen de apoyo institucional.
Después de unos minutos ante la sede de la Curia portando carteles, pegatinas y las grandes gomas de borrar, los concentrados se dirigieron hacia la puerta de la institución y dejaron en manos de uno de sus moradores la octavilla en la que detallan a la Iglesia por qué no quieren continuar bajo sus directrices. Algunos de los presentes llegaron incluso a colocar los carteles en defensa de la interrupción voluntaria del embarazo en los muros que rodean la entrada.
Una mujer increpó a los obispos. "Salga y convénzanos de sus ideas, a los suyos ya los tiene convencidos". Aunque los miembros de la institución optaron por guardar silencio y ninguno de ellos se dejó ver por las inmediaciones de esta céntrica calle granadina.
La responsable de la Comisión Pro Derecho a la Aborto, Josefina Jiménez, reiteró que su colectivo respeta la opinión de todos los ciudadanos, pero rechaza que una jerarquía pretenda imponer su moral tanto a los creyentes como a los no creyentes.
El sector masculino, a pesar de ser considerablemente más reducido, también colaboró en la protesta. Jesús Calero, que se hallaba entre los asistentes, calificó de "vergüenza" la actitud de los obispos ante la nueva ley del aborto y añadió que concibe a la Iglesia como una institución que vive anclada en el siglo XIII. "Intentan imponer sus ideas a toda la sociedad. Las mujeres son libres para decidir sobre su vida y más aún después de tantos siglos de opresión", destacó.
