90 expertos analizan el fenómeno de la migración islámica a Occidente en la jornada internacional «Islam y laicidad», celebrada ayer en la Mezquita de Granada del Albaicín
GRANADA, mora y cristiana. Una descripción de la ciudad que suena bien: a embrujo y cosmopolitismo. Sin embargo, a nadie se le escapa que la convivencia entre la raza árabe y la cristiana es, a menudo, foco de conflictos de difícil solución. Como en tantas otras cuestiones sociales, el problema es de base: falta de tolerancia. Al menos, eso es lo que se desprende del testimonio del coordinador del proyecto ‘Culto y cohesión social’, Altay Manço, que ayer opinó que para lograr una convivencia óptima en Granada, como en cualquier otro lugar, «hay que valorar y respetar todas las identidades de las personas».
Manço participó ayer en la jornada internacional ‘Islam y laicidad’, en la Mezquita de Granada del Albaicín. Allí, él y otras noventa personas debatieron acerca de la cobertura que ofrecen los países de la Unión Europea y Norte América a la religión islámica. Miembros activos de comunidades musulmanas, representantes políticos, expertos universitarios y asociaciones culturales, entre otros. No faltaba nadie. Todo lo concerniente a este conflicto de convivencia estaba representado en Granada.
El vicerrector de investigación de la Universidad granadina, Rafael Payá, fue uno de los que intervino den la inauguración del acto. Habló de solidaridad, «lo primero a globalizar», y anunció el proyecto de la Universidad granadina de crear un centro de investigación de las migraciones.
Respecto a las conferencias, la primera en abrir fuego fue la profesora de la Universidad de Harvar, Jocelyne Cesari. Lo hizo con una comparativa de la laicidad europea con la de América del Norte. Estados Unidos, como no, fue mencionado como óptimo ejemplo. «Europa está muy lejos del laicismo estadounidense. Allí, todo lo relativo a religiones es responsabilidad de asociaciones o de la propia confesión», decía Cesari en un acelerado francés.
Proyecto de cohesión
Pese a que ayer el tema eran las laicidades estatales más o menos pronunciadas, el eje central en torno al que gira la actividad de los expertos que ayer se reunieron en el Albaicín es el proyecto ‘Cultos y cohesión social’, en el que participa Granada junto a otras cuatro ciudades europeas. Con él, se trata tanto de averiguar los problemas de adaptación que encuentra la comunidad islámica en las ciudades occidentales, como de identificar las buenas prácticas.
El simposio de ayer no fue, ni mucho menos, el único documento que Granada mostrará en Bélgica, en mayo, cuando llegue la hora de sacar conclusiones a nivel europeo. El estudio de sus mezquitas y la elaboración de una guía de comunidades y recursos musulmanes son otros trabajos que ya han sido realizados.
El futuro del Islam
Mientras tanto, Manço, que sigue de cerca el estudio de cada ciudad participante, opina que el futuro del Islam está muy relacionado con Europa. «Mientras haya inestabilidad en los países árabes, la migración será un fenómeno en alza y Europa un destino frecuente», explicaba el experto.
Esta tarde se hacen públicos los resultados con que Granada contribuirá al proyecto global. Si son o no útiles, da lo mismo. A fin de cuentas, eso de que en Granada haya problemas de convivencia…