La decisión de los cuatro obispos de las diócesis vascas de honrar públicamente la memoria de 14 sacerdotes y religiosos fusilados por las tropas franquistas en Guipúzcoa no ha sido bien recibida por la Conferencia Episcopal Española (CEE).
La cúpula del episcopado mantiene un espeso silencio sobre una iniciativa que ha disgustado a sus máximos dirigentes. El secretario portavoz de la CEE, Juan Antonio Martínez Camino, estrecho colaborador del cardenal de Madrid y presidente del episcopado, Antonio María Rouco Varela, rechazó el miércoles responder a las preguntas de los informadores sobre esa cuestión en una conferencia de prensa.
La página web de la CEE tampoco se ha hecho eco del acto. Ni siquiera en el apartado de anuncios. Sin embargo, al acceder al portal, al pie de una portada dominada por las diatribas contra el proyecto de ley del aborto y los «crímenes» causados por la píldora del día siguiente, se ofrece abundante información sobre la beatificación, en el 2007, de 498 mártires de la guerra civil ejecutados en el bando republicano.
En los últimos años las diferencias entre la cúpula del episcopado, en los dos periodos en los que ha estado capitaneado por Rouco, y los prelados vascos han aflorado en distintas ocasiones. Uno de los encontronazos más sonados se registró en el 2002, cuando los últimos cuestionaron la ilegalización de Batasuna por parte del Gobierno del PP.
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