Blázquez, encargado de investigar a la orden, estudia pedir su disolución
Buena parte de los responsables de la Legión de Cristo en España conocía los escándalos sexuales y financieros protagonizados por su fundador, Marcial Maciel, y sin embargo guardó silencio. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, durante su investigación a los centros de esta congregación en nuestro país, por indicación expresa de Benedicto XVI.
El prelado, que se encuentra en París continuando la visita a los centros de la orden en Europa, ha recorrido en las últimas semanas los seminarios de la Legión en Ontaneda (Santander) y Salamanca, así como las universidades, centros educativos y de formación de la orden. Además, ha recibido a legionarios, ex legionarios y víctimas de abusos.
Entre las conclusiones que en breve presentará a Roma, Blázquez parece tener claro que los mandos intermedios de la Legión sabían de la doble vida de Maciel, así como de algunos escándalos acaecidos en España, y no sólo no hicieron nada por impedirlo, sino que conminaron al silencio a algunas de las víctimas.
Controlar los bienes
Del mismo modo, todo parece indicar que Blázquez recomendará que se cese a los responsables de la Legión de Cristo y de su rama seglar (Regnum Christi) en España, y que se nombre a un "comisario pontificio" que controle y gestione todos sus bienes (entre los que se encuentran varias universidades y colegios) hasta que la Santa Sede tome una decisión definitiva acerca del futuro de la congregación fundada por Marcial Maciel.
Actualmente, y con los datos que ya maneja el Vaticano, las opciones de futuro para la Legión de Cristo son dos: la disolución o, en su defecto, una refundación, con nuevos estatutos y un mayor control por parte del Papa. La situación en España es especialmente complicada, con una clara fractura entre los miembros de la orden: así, mientras casi todos los legionarios de a pie están colaborando con Ricardo Blázquez, buena parte de la cúpula directiva ha intentado poner todas las trabas posibles al trabajo del prelado, autoexculpándose de cualquier delito de encubrimiento
En España, existen 600 sacerdotes legionarios, que, de confirmarse la desaparición de la orden, tendrían que buscar acomodo en las diócesis.