El hermano del Papa admite vejaciones en el ambiente del coro de Ratisbona.- Asegura que siempre se arrepintió tras cada cachete.- Niega haber tenido noticia de abusos sexuales
En medio de un clima tenso por las continuas revelaciones de abusos sexuales y vejaciones a menores dentro de colegios católicos y escuelas laicas en Alemania, Georg Ratzinger, hermano del papa Benedicto XVI, ha reconocido hoy que él mismo, en alguna ocasión, dio "alguna bofetada" a los niños del coro de voces blancas de Ratisbona. En una larga entrevista concedida al diario conservador católico de Baviera, Passauer Neue Presse, ha admitido también que sabía de la actitud dura y violenta del entonces director del internado, aunque ha asegurado que no ha tenido nunca conocimiento de abusos sexuales.
"Estaba feliz por cada prueba del coro", ha relatado Georg Ratzinger, quien dirigió los Domspatzen (literalmente los pájaros de la catedral de Ratisbona) entre 1964 y 1993; "sin embargo, tengo que admitir que a veces me deprimía porque no lograba los resultados deseados. Al principio, en varias ocasiones distribuí alguna bofetada, aunque después me remordía la conciencia por haberlo hecho", ha añadido. Georg Ratzinger ha asegurado que nunca llegó a pegar tanto como para producir lesiones o marcas.
Siempre en la misma entrevista, el hermano mayor del pontífice ha dicho que "sabía que el director del internado M. [así está citado en la prensa alemana el difunto director] abofeteaba de manera muy fuerte a los chicos. También sabía que a veces lo hacía sin una razón precisa. Pero, como ya he dicho, se trataba de una organización separada y yo no era entonces el jefe absoluto como para poderlo revisar las cosas". El padre Georg ha indicado, no obstante, que sintió "alivio" cuando en los años ochenta se prohibieron los castigos corporales.
Georg Ratzinger ha querido marcar la diferencia entre las puniciones corporales, algo muy común en el pasado ("yo mismo recibí bofetadas", ha admitido) y los casos de abusos sexuales, de los que ha asegurado que no tiene conocimiento: "Lo siento por las victimas que fueron heridas física y psicológicamente".
Sus declaraciones aportan nuevos detalles en vísperas de la visita al Vaticano del arzobispo de Friburgo, Robert Zollitsch, director de la Conferencia Episcopal Alemana, el próximo viernes. En el encuentro, Zollitsch informará al pontífice acerca del escándalo, su alcance y las medidas para evitar que se vuelvan a producir casos en el futuro.
Mientras continúa el goteo de casos de abusos en colegios alemanes, el Gobierno, por iniciativa de las ministras de Familia y Educación, Kristina Schröder y Annette Schavan, respectivamente, ha convocado una mesa redonda para tratar sobre los abusos sexuales a menores en centros educativos el próximo 23 de abril, a la que ha confirmado su participación una representación de la Conferencia Episcopal Alemana.
Entretanto, líderes políticos de todos los colores se han expresado a favor de una remuneración económica para las víctimas de abusos sexuales, para los casos que ya prescribieron sin ser juzgados. "Es necesario dar una señal a las víctimas, como por ejemplo una indemnización voluntaria, para los casos que ya prescribieron", ha declarado la ministra de Justicia, Sabine Leutheusser, del partido liberal FDP, al diario Süddeutsche Zeitung. Una remuneración económica sería, según la ministra, "un poco de justicia, aunque la injusticia padecida no puede ser compensada".
La CDU, el partido democratacristiano de la canciller Angela Merkel, se ha mostrado a favor de una extensión de los términos de prescripción para ciertos delitos, como el de abuso sexual (que actualmente prescribe después de 10 años), a 30 años, ha confirmado el secretario general, Hermann Gröhe. "Muchas víctimas se encuentran en la situación de poder enfrentarse con su dolor sólo después de muchos años", ha señalado Gröhe.
La opinión pública alemana está impactada por las nuevas revelaciones de la principal televisión alemana, la ARD, que el lunes pasado destapó un nuevo caso de maltrato sistemático de menores en un centro educativo religioso, esta vez en la fundación católica Educon, para niños autistas y con otros problemas psíquicos. La fiscalía de Dusseldorf investiga a 17 educadores del instituto.