El portavoz del Papa asegura que las palabras del predicador de la Casa Pontificia no son «la línea» de Benedicto XVI
Las relaciones entre la Iglesia y el mundo judío vuelven a vivir momentos de tensión, después de que se compararan los ataques al Papa por los casos de pederastia con el antisemitismo, lo que ha puesto en pie de guerra a los judíos y obligado al Vaticano a asegurar que esa no es su línea.
El Viernes Santo, durante la Pasión del Señor, el predicador de la Casa Pontificia, el franciscano Raniero Cantalamessa, dijo en presencia del Papa que le había escrito un amigo judío, al que no identificó, mostrándole su "disgusto" por las críticas de la prensa internacional a Benedicto XVI, al que acusan de haber ocultado casos de curas pederastas.
"Sigo con disgusto el ataque violento y concéntrico contra la Iglesia y el Papa. El estereotipo de echar las culpas personales a la colectividad me recuerda los aspectos más vergonzosos del antisemitismo", le dijo el amigo judío a Cantalamessa. La reacción del mundo judío no se ha hecho esperar y algunos como el rabino Marvin Hier, del centro Simon Wiesenthal, ha pedido que el Papa pida "perdón" por esa "analogía vergonzosa" y ha considerado las palabras "injuriosas".
El rabino jefe de Roma, Riccardo Di Segni, calificó la comparación del Predicador del Papa como "repugnante, obscena y sobre todo ofensiva tanto para las víctimas de los abusos" como del holocausto. Di Segni denunció a la prensa italiana que con esas palabras el Vaticano está transformando a los perseguidores en víctimas. Las palabras de Cantalamessa han sido reproducidas en la prensa israelí y en la estadounidense, y alguno de sus medios, como el New York Times, acusa al Papa Ratzinger de haber ocultado casos de curas pederastas en EEUU y Alemania.
Relación deteriorada
También la asociación estadounidense de víctimas de curas pederastas "Snap" criticó al Predicador del Papa, considerando sus palabras "un insulto" y al franciscano un "insensible". Ante la polémica desatada, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, ha salido inmediatamente al paso afirmando que comparar las críticas al Papa por los casos de pederastas con el antisemitismo "no es la línea del Vaticano". Lombardi dijo que Cantalamessa sólo quiso hacer pública la solidaridad al Pontífice expresada por un judío, "teniendo en cuenta la experiencia de dolor sufrida por ellos", aunque reconoció que "ha sido una cita que puede dar pie a malas interpretaciones".
En defensa del Papa salió también el diario vaticano "L'Osservatore Romano", que ha denunciado una campaña "grosera" contra el Papa y los católicos. El vespertino de la Santa Sede señaló que desde todas las partes del mundo llegan al Vaticano mensajes de solidaridad a Benedicto XVI "por los ataques calumniosos y la campaña difamatoria construida alrededor del drama de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes". El diario destacó las acciones y las medidas adoptadas por Benedicto XVI para que nunca más vuelvan a ocurrir hechos semejantes. El Rabino Di Segni dijo que Cantalamessa hizo esa comparación el Viernes Santo, el día en que los católicos rezan por los judíos y los tradicionalistas piden por la "conversión", y señaló con ironía que ahora son ellos los que deben rezar "para que Dios ilumine" a los católicos.
Las relaciones entre la Iglesia Católica y el mundo judío sufrieron un deterioro después de que el pasado año el Papa levantara la excomunión a cuatro obispos tradicionalistas "lefebvrianos", uno de los cuales, Richard Williamson, niega el holocausto judío. El Papa se vio obligado a salir en persona a condenar una vez más el holocausto, al que consideró "un crimen contra Dios y la humanidad" y afirmó que "la minimización de este terrible crimen es intolerable y totalmente inaceptable". Meses después, la decisión de Benedicto XVI de acelerar el proceso de beatificación de Pío XII desató de nuevo las iras de los judíos, que acusan a ese Papa de haber callado ante el holocausto durante la Segunda Guerra Mundial.
En este Sábado Santo, que la Iglesia dedica al silencio a la espera de la Resurrección de Cristo, el Vaticano también tuvo que salir al paso de nuevas acusaciones contra el Papa por la gestión de otro escándalo de pederastia en EEUU, el del cura Michael Teta, que abusó de dos niños en Tucson (Arizona) en la década de 1970. Según la prensa de EEUU, el Papa, que por entonces era el cardenal encargado de la Congregación para la Doctrina de la Fe, esperó más de diez años para emprender acciones contra Teta, a pesar, según señalan, de las varias peticiones que en ese sentido le hizo el obispo de Tucson Manuel Moreno. Lombardi aseguró que la "presentación" que la prensa ha hecho del suceso "tiende a confundir" y aseguró que la Santa Sede se interesó "activamente" por el caso hasta reducir al estado laical al cura, que estaba suspendido desde 1992.