La Santa Sede deja al creacionismo fuera de las jornadas que dedica a la evolución La jerarquía católica acepta la teoría de la selección natural si es compatible con la fe
El universo que conocemos, incluido el ser humano, es el fruto de una evolución casual basada en la selección natural y no existe un diseño inteligente del mundo tal como pregonan algunas corrientes intelectuales surgidas principalmente en Estados Unidos. Eso es lo que, dos siglos después del nacimiento de Charles Darwin, la Iglesia Católica está dispuesta a sostener, siempre y cuando se acepte que afirmar la evolución no significa negar la existencia de Dios ni su papel en la creación.
Esa decisión del Vaticano de distanciarse de las teorías creacionistas se ha empezado a reflejar en una conferencia internacional que ayer se inauguró en Roma y que durará hasta el sábado, y en la que científicos, filósofos y teólogos dialogan sobre la compleja relación entre la biología evolutiva y la religión. Las jornadas pretenden conmemorar los 200 años de Darwin y los 150 de su libro fundamental, El origen de las especies, cuya publicación revolucionó las ciencias naturales. A juzgar por las ponencias anunciadas en el programa, la jerarquía vaticana acepta el aparente caos que supone la evolución pero lo considera compatible con "una lógica superior".
Las intervenciones de los 35 especialistas que participan en el debate tocarán todos los aspectos de la controversia que desde los tiempos de Darwin ha enfrentado a los católicos con los científicos, pero dejarán al creacionismo fuera de la discusión . "La teoría del diseño inteligente no es científica y genera nuevos equívocos", ha admitido monseñor Fiorenzo Facchini, paleontólogo de formación. "El creacionismo es una seudoteoría", sentenció el físico Nicola Cabibbo en un simposio preparatorio de la conferencia actual que se celebró meses atrás en el Vaticano.
CRÍTICAS
Eso no significa que el diálogo entre fe y ciencia vaya a resultar fluido. En la presentación de la conferencia, Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura y organizador del encuentro, subrayó que la posición del Vaticano es que "las teorías evolucionistas de los orígenes no son incompatibles con la Biblia, la teología y las enseñanzas de la iglesia".
Ese intento de conciliación ha suscitado ya diversas críticas. "En el fondo –ha asegurado el filósofo Telmo Pievani–, de lo que se trata es de abandonar el creacionismo y la teoría del diseño inteligente, pero contraponiéndose al mismo tiempo a la evolución". Gilberto Corbellini, profesor de Bioética, ha criticado a la iglesia que "elogia a la ciencia mientras permanece en los raíles de la religión pero la ataca cuando se expresa sobre temas que representan un progreso para la calidad de la vida humana".
LOS RECELOS DEL PAPA A
juicio de la publicación científica Science, la conferencia supone "un mensaje ambiguo", porque "el Vaticano no acepta claramente la evolución". A este respecto, la revista recuerda el primer encuentro sobre estos temas que el actual Papa celebró en el 2006 en su residencia veraniega de Castelgandolfo. Allí, ante una cuarentena de sus exalumnos, Benedicto XVI dijo que "la existencia de un diseño creador es evidente" y que "la evolución no puede explicar todos los aspectos de la biología" (un año antes había escrito algo similar en las páginas del New York Times).
Según las actas del encuentro, el Papa también señaló que la evolución "no se puede probar, porque no se pueden experimentar 10.000 generaciones de seres, por lo que se trata de una teoría incompleta y no demostrable". El astrofísico Stephen Hawking, invitado por Benedicto XVI a explicar el origen del universo, le replicó que las respuestas a las preguntas de por qué estamos aquí y de dónde venimos "caen dentro del ámbito de la ciencia".
En la jornada inaugural de ayer, varios científicos reputados explicaron con detalle en qué consisten las ideas de Darwin, expusieron los hallazgos posteriores que han confirmado la validez de la evolución y hablaron sobre los límites de la teoría a la hora de explicar el origen del universo. Hoy el debate seguirá desarrollándose en el campo de la ciencia, antes de ceder el relevo a la filosofía. Los teólogos se han reservado la última palabra.