El laicismo cede terreno en Francia ante el oportunismo de muchos políticos, la confusión de los jueces, el abandono de ciertos enseñantes y la prudencia temerosa de la mayoría de los medios de comunicación
"Una decisión histórica". Así definía Natalia Baleato, la directora de la guardería Baby Loup, la decisión del Tribunal de Casación de París, que el 27 de noviembre juzgaba procedente el despido de una trabajadora por negarse a trabajar sin la jilbab, una capa negra que oculta todo el cuerpo, salvo un óvalo que deja al descubierto los ojos, la nariz y la boca.
Han sido necesarios cinco años de batalla jurídica y la decisión de tres tribunales distintos para llegar a esta decisión, que permitirá a los niños estar libres de todo proselitismo religioso en su primera infancia.
La demandante, Fatima Afif, participó en su día en la redacción del reglamento interno de la guardería, que dejaba claro la neutralidad religiosa del centro. Afif, que pasó después más de cinco años ausente con permisos de maternidad, volvió al trabajo vestida con el jilbab. Para la dirección, Afif buscaba ser despedida y cobrar una golosa indemnización; sabía muy bien que la explotación del supuesto argumento discriminatorio funciona muy bien en Francia, dependiendo del juez que toque.
Una chilena contra el oscurantismo
Y en un principio, un tribunal le dio la razón. Siendo Baby Loup una guardería privada -aunque recibe un 80 por ciento de su presupuesto del Estado-, la trabajadora musulmana tenía derecho a vestir como quisiera, según el magistrado, a pesar de lo que dijeran los estatutos del centro. El Tribunal de Apelaciones de París decidió, sin embargo, que Baleato tenía razón en despedir a la trabajadora.
Para Natalia Baleato es una victoria amarga. Victoria, porque ha ganado el caso, pero amarga porque deberá abandonar el barrio donde Baby Loup se instaló en 1992.
Chanteloup-les-Vignes era un pequeño pueblo pintoresco a unos 30 kilómetros de París. Alrededor de él, creció un barrio que acoge hoy a ciudadanos de más de 55 nacionalidades. Un gueto francés, como tantos otros en los alrededores pobres de la capital. Baleato, una chilena exiliada, que huyó primero del régimen de Pinochet y después, de la Argentina de Videla, se instaló aquí y abrió una guardería de 24 horas al día, durante siete días a la semana. Una auténtica bendición para las madres trabajadoras de la zona.
Pero el combate por el laicismo es muy difícil de mantener contra la presión del oscurantismo. Vecinos islamistas de la zona han acosado a los trabajadores de la guardería, en nombre de la "solidaridad entre musulmanes": insultos, amenazas, ruedas de coches pinchadas…
La batalla de Baleato por la neutralidad religiosa era también la batalla por los derechos de las mujeres a poder compaginar el trabajo con el cuidado de los hijos, el derecho a depender de sí mismas, el derecho a poder salir de casa y no solo para hacer la compra. Baleato y Baby Loup han ganado una batalla jurídica, pero los integristas les han expulsado de su territorio; territorio conquistado a la República, aunque ello suene apocalíptico.
Este pasado noviembre, negro para el laicismo y la libertad, ha afectado también a la publicación satírica Charlie Hebdo, que ha sido denunciada por "provocación al odio racial". Charlie Hebdo sufrió el incendio en su sede, hace justo dos años, después de haber publicado viñetas humorísticas sobre el Islam y Mahoma. Los mismos hechos le valieron un proceso judicial del que salió airoso por el derecho a la libre expresión.
"Auto de fe para los perros de Charlie Hebdo"
El pasado 13 de julio su portada mostraba a un manifestante islamista en Egipto que pretendía utilizar sin éxito al Corán como escudo contra las balas del Ejército. El titular era muy expresivo: "El Corán es una mierda, no frena las balas". Una denominada Liga de Defensa Judicial de los Musulmanes, creada hace dos meses por Karim Achoui, un abogado ligado a la delincuencia común, es la demandante.
Pero Charlie Hebdo no es solo protagonista de esta querella. Es también protagonista de una canción reciente de grupos raperos de distintas banlieu, en la que se pide "un auto de fe para los perros periodistas" del semanario. Curiosamente, o no, la melodía forma parte de la banda sonora de la película La Marche, que se estrena en estas fechas y que narra la marcha que jóvenes de distintos barrios periféricos de todo el país emprendieron en 1983 para converger hacia París en su lucha contra el racismo.
La redacción de Charlie Hebdo ha escrito un comunicado en el que propone a los músicos que, si les falta una estrofa, podrían incluir que la publicación digital de Al-Qaeda, Inspire, ya condenó a muerte a su director, Charb, el pasado mes de marzo.
Los tontos útiles del relativismo cultural
Los políticos franceses, temerosos de perder sus poltronas y sueldos en los próximas citas municipales y europeas, se mojan lo menos posible en defensa de la laicidad. En algunos casos, flirtean con el comunitarismo y multiculturalismo ambiente. Son los "tontos útiles del relativismo cultural", como les define la ensayista y periodista feminista Caroline Fourest, cuya lucha por la laicidad le valió hace poco el apaleamiento por parte de católicos ultras en París.
Para Fourest, los "tontos útiles" del islamismo no son todos unos radicales. "A veces -dice-, están simplemente cegados por su buena voluntad antirracista o su relativismo cultural. Este relativismo cultural tiende a perdonar todo comportamiento o declaración arcaica que provenga de un musulmán. Como si el Islam fuera una religión tan primaria que el sexismo, la homofobia o el integrismo formaran parte de su folclore. Así, se perdona al integrismo musulmán lo que ningún militante progresista perdonaría al integrismo cristiano".
¿La ciudad francesa de Villejuif ha sido recientemente escenario de este relativismo cultural o simplemente de la estupidez pre-electoral? El 16 de noviembre, una madre de familia de confesión musulmana llamó a manifestarse por el derecho a que en los comedores de los colegios públicos no se ofrezca carne a los niños. Por supuesto, lo que pretendía es que no se sirviera carne que no fuera halal, proveniente de animales sacrificados según el rito musulmán. Los ecologistas del lugar, pertenecientes al partido Europa Ecología Los Verdes, aprovecharon la ocasión para apoyar la moción en aras del "consumo de alimentos biológicos".
París, sin alcohol
La intolerancia ha ganado también a la capital del país; el ayuntamiento de París ha inaugurado en uno de los barrios con más densidad de población musulmana, La Goutte D’Or, el llamado Instituto de las Culturas del Islam. Hasta ahí, nada extraño, salvo que en su cafetería no está permitido consumir bebidas alcohólicas. Sí; en el París de Las Luces, en la capital dirigida por el socialista Bertrand Delanoé y la candidata a remplazarle, la gaditana Anne Hidalgo. La contribución económica del gobierno argelino a la puesta en marcha del complejo justificaría -para las autoridades locales- una medida tomada para "no chocar a los creyentes".
Son los últimos ejemplos de la presión islamista al Estado laico francés y la respuesta blanda de los representantes políticos, temerosos de ser acusados de racismo o, el término más de moda, el insulto supremo, de "islamofobia". "El término islamofobia ha sido inventado precisamente para permitir seguir siendo ciegos a los que no quieren ver". Así lo cree y lo escribe Michèle Tribalat, directora de investigación en el Instituto Nacional de Estudios Demográficos (Ined), en su última obra, Asimilación: el fin del modelo francés, donde acusa a las élites francesas y al modelo multicultural europeo de la dificultad para adaptar el Islam al modelo francés de integración.
El escritor argelino residente en Francia Bualem Sansal, que acaba de publicar el libro Gobernar en el nombre de Alá. Islamización y sed de poder en el mundo árabe, opina sobre la prudencia occidental con respecto a los islamistas: "es un fenómeno que se extiende. Hay miedo de provocar a los islamistas, de que se radicalicen y cometan atentados. Se retiran espectáculos, se condenan las caricaturas… Para mí, es chocante que algunos demócratas hayan criticado a Charlie Hebdo por haber publicado las caricaturas del (diario danés) Jyllands Posten. Con ello, hacen retroceder la libertad de expresión y abren un gran camino a islamismo". Sansal, que ganó en 2012 el Premio de novela árabe por Rue Darwin, recibió el galardón en París, pero fue boicoteado por los embajadores árabes en la capital francesa.
La laicidad cede terreno en Francia ante el oportunismo de algunos políticos, la confusión de los jueces, el abandono de muchos enseñantes y la prudencia temerosa de los medios de comunicación. O, como lo resume el filósofo Michel Onfray, "la República se avergüenza hoy de sus valores. Una parte notable de la izquierda se ha transformado en una fuerza contra-revolucionaria que apoya a todas las religiones, con tal de que no sean las cristianas".
Varias mujeres musulmanas protestan en París contra la prohibición de llevar velo en la escuela pública / Getty
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