La Asociación para el Humanismo Secular (ASH) de Malawi ha pedido al presidente del país, Bingu Mutharika, que libere a las 86 personas que en septiembre fueron condenadas por brujas a penas de entre cuatro y seis años de cárcel con trabajos forzados. Se trata, en la mayoría de los casos, de ancianas acusadas por niños de enseñarles brujería. A pesar de que, según el ministro de Justicia, Geoge Chaponda, nadie en Malawi puede ser condenado por brujo si no confiesa serlo y de que, tal como ha comprobado un reportero de la BBC, todos los acusados se declararon inocentes, ahora hay en prisión 67 ancianos -61 mujeres y 7 hombres- y 18 jóvenes parientes de los anteriores.
"El problema es que la mayoría de los policías y los jueces creen en la brujería", ha dicho George Thindwa, director de la ASH. Al mismo tiempo que exige al presidente que deje en libertad a los 86 inocentes encarcelados por un delito inexistente, Thindwa está intentando recaudar 30.000 euros para la defensa de los condenados. En Malawi no está en vigor ninguna ley antibrujería; pero el aumento de denuncias llevó el año pasado al Gobierno a crear una comisión para estudiar la criminalización de esa práctica supersticiosa.
Para que luego algunos sigan diciendo que el pensamiento mágico es inofensivo. Que se lo pregunten a los 86 desgraciados que en Malawi están encarcelados, víctimas de la superstición de policías, legisladores y jueces.