El niño lleva años siendo cofrade y la madre no quiere que falte «Nadie había conseguido que fuese en 47 años», dice el progenitor La decisión se tomó «en defensa del interés superior del menor»
«Antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces», le dijo hace dos milenios Jesús al apóstol San Pedro. Y así ocurrió, según los Evangelios. Un padre divorciado de Elche no podrá negarse este año a que su hijo participe en las procesiones de Semana Santa que representan esa profecía de Cristo. La juez de Familia de la localidad, Sandra Peinado, ha atendido la solicitud de la madre de que obligue al padre a garantizar que el niño ocupa un puesto de nazareno.
«Es obvio que el primer periodo vacacional de Semana Santa de este año corresponde al padre, si bien el mismo deberá garantizar que el menor acude a los desfiles procesionales, en los que tiene reservado sitio, puesto que con anterioridad ha venido participando en dicha actividad», señala una providencia de la juez Peinado con fecha de 3 de abril, a la que ha tenido acceso EL MUNDO.
Tres días antes, la madre le había presentado un escrito en el que le pedía que asegure que el niño, que tiene 10 años, no falte a su puesto en el Paso del Gallo de la Cofradía de la Negación de San Pedro durante el tiempo en el que le corresponde estar a cargo de su padre según el convenio de divorcio que se acordó hace siete años.
Fuentes de los juzgados de Elche señalaron que la obligación no incluye necesariamente que el padre asista a las procesiones, sino que basta con que se asegure de que el niño participa: bien poniéndolo a disposición de la madre para que sea ella quien le acompañe, bien de cualquier otro adulto.
Esta aclaración habrá causado alivio en el penitente padre, que declaró a este periódico: «No me niego a que el niño vaya a las procesiones. Lo que me fastidia es que me obliguen a hacer lo que nadie ha conseguido que haga en 47 años». Las mismas fuentes judiciales explicaron, además, que no se hará una fiscalización efectiva de que se cumple esa obligación, salvo que la madre lo denuncie. Asimismo, advirtieron de que, en caso de incumplimiento, no es probable que se persiga al padre por un delito de desobediencia, dada la escasa relevancia penal que tendrían los hechos.
Los medios consultados por EL MUNDO también aclararon que la decisión se tomó «en defensa del interés superior del menor». Eso sí, sin tomar en cuenta ni escuchar la opinión del padre por el escaso margen de tiempo que existía entre la solicitud de la madre y la primera de las actividades a las que el pequeño tenía comprometida su asistencia: la procesión del Lunes Santo.
La madre argumentó que el niño lleva varios años ocupando un puesto de cofrade infantil, y que para esta Semana Santa el padre había aceptado, en principio, cederle el periodo vacacional que le corresponde por convenio. A última hora, según esta versión, se habría arrepentido, pero a esas alturas la Cofradía de la Negación de San Pedro ya había reservado una plaza en el paso al pequeño, y no quería que bajo ningún concepto incumpliese su compromiso. La juez Peinado que hace años ya fue noticia al establecer un régimen de visitas para el perro de una pareja que se había separado accedió.
De momento, el pasado Lunes Santo ocurrió un pequeño milagro del Buen Pastor: que esa oveja descarriada en el desierto que era el padre acudió, 47 años después, a la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús acompañando a su hijo, que iba de túnica roja para iniciar el paso. El Viernes Santo repetirá experiencia.