La ley, que prevé penas para quienes propaguen doctrinas religiosas «heréticas», debe mantenerse para «asegurar la paz social» en el país, según los jueces del máximo tribunal indonesio
El Tribunal Constitucional de Indonesia, el país con mayor número de musulmanes del mundo y considerado tradicionalmente como moderado y tolerante, ha respaldado la llamada «ley de la blasfemia», que prevé penas de prisión para quienes propaguen doctrinas religiosas «heréticas». Desde su entrada en vigor en 1965, la polémica ley ha sido utilizada por las autoridades indonesias para clausurar sectas islámicas distintas de la línea mayoritaria suní, consideradas «heréticas», y para enviar a prisión a sus líderes, condenados por «apóstatas».
Más del 90 por ciento de los 240 millones de habitantes de Indonesia son musulmanes. Aunque en teoría «la ley de la blasfemia» debe «proteger» también a las otras religiones oficiales minoritarias (cristianismo, budismo, hinduismo), en la práctica se aplica sólo por instancia de los grupos radicales islamistas para perseguir a sus «herejes».
La ley fue denunciada hace meses por grupos sociales y políticos moderados, que subrayan su carácter intolerante y discriminatorio. No obstante, los jueces del máximo tribunal indonesio estiman que la «ley de la blasfemia» debe mantenerse para «asegurar la paz social» en el país. Grupos radicales de carácter violento se encontraban desde hace días apostados en las afueras del Tribunal Constitucional para presionar a los jueces, y amenazaban con protestas si la norma de la Sharía era finalmente anulada.
Indonesia se pliega, según los analistas, a la presión de los grupos islamistas, que de un tiempo a esta parte están logrando éxitos en la legislación integrista de otros países musulmanes asiáticos como Pakistán y Malasia.