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Un británico paralizado por un derrame pide morir

El hombre pide a la Justicia que su mujer no sea procesada si le ayuda a fallecer

Siempre se ha dicho que el derecho a una muerte digna es el último recurso que se pueden permitir las personas que sufren una enfermedad terminal o viven una existencia marcada por el dolor. Tony Nicklinson, un británico de 54 años, pretende ir más allá. Su vida no corre peligro, el dolor no lo tortura y, sin embargo, quiere morir.

Nicklinson sólo está en condiciones de mover la cabeza y los ojos desde que sufrió un derrame cerebral en un viaje de trabajo a Atenas, en 2005. Ingeniero de profesión y jugador de rugby en su juventud, ahora no puede valerse por sí mismo. Está "harto" de la vida que lleva y la idea de pasar 20 años en ese estado le produce horror. "Necesito ayuda en casi cada aspecto de mi vida. No puedo rascarme si me pica. No puedo tocarme la nariz si está tapada. Sólo puedo comer si me alimentan como a un bebé, sólo que a diferencia de un bebé yo nunca creceré. No me queda privacidad ni dignidad. Me lavan, me visten y me ponen en la cama unos cuidadores que, después de todo, sólo son unos extraños".

Sus palabras se escucharon en la sala de un juzgado a través del abogado que presentó su demanda. Nicklinson quiere que los tribunales fuercen a la Fiscalía a que amplíe las condiciones en que no se presentarían cargos contra las personas que le ayudaran a morir.

Una enferma de esclerosis múltiple consiguió el pasado mes de febrero que el Ministerio Público estableciera que sus familiares no serían en principio procesados si le facilitaran la muerte.

El caso de Nicklinson es diferente, porque más que una ayuda necesitaría que alguien lo matara, y ése es un paso que es probable que el fiscal no quiera dar. "Sólo quiere tener los mismos derechos que los demás", ha dicho su mujer. "Usted o yo podríamos suicidarnos. Él no puede. Se quedó sin ese derecho cuando sufrió el ataque", argumentó. La única forma legal que le queda para acabar con su vida es dejarse morir de hambre.

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