Los líderes religiosos cuestionan la utilidad de una ley antiburka | Sarkozy, reacio a aprobar una ley, ha aceptado hacer algunas «adaptaciones legislativas»
Los socialistas franceses han decidido romper la baraja y abandonar la comisión parlamentaria que estudia la eventual prohibición del velo integral –el niqab y la burka– en el espacio público ante la imposibilidad de alcanzar un consenso. El PS rechaza de plano las conclusiones que serán sometidas a votación el próximo lunes, en las que se preconiza la aprobación de una ley que establezca su prohibición absoluta.
El PS francés, que juzga la discusión irremediablemente contaminada por el debate sobre la identidad nacional, está a favor de una resolución parlamentaria que condene el velo integral como contrario a los valores de la República, pero no cree que legislar sobre este asunto arregle nada, como han puesto de manifiesto muchos de los expertos que han declarado ante la comisión. "El PS rechazará esta gesticulación politiquera", declaró ayer a la edición digital de Libération la diputada socialista Sandrine Mazetier, secretaria nacional de inmigración del PS y uno de los 12 miembros de esta partido y sus aliados en la comisión.
La decisión de la dirección socialista no quiere decir que haya unanimidad en el PS. Algunos de sus diputados –entre ellos el activo Manuel Valls– están por la ilegalización del velo integral. Igual que el presidente de la comisión parlamentaria, el comunista André Gerin, impulsor de la iniciativa y enfrentado en este asunto a la propia dirección del PCF.
En la derecha, las cosas no están mejor. Una gran parte de los diputados de la UMP, liderados por el presidente del grupo parlamentario, Jean-François Copé –que ha hecho de este asunto una bandera política personal–, están también por la prohibición total, con el apoyo de la secretaria de Estado para las Ciudades, Fadela Amara. Pero en las filas del partido también hay quien no lo acaba de ver claro. Empezando por Nicolas Sarkozy, reacio a aprobar una ley. Sólo la presión de su propias filas ha llevado al presidente francés a aceptar el compromiso de impulsar, tras las elecciones regionales –o sea, cuando las aguas se hayan calmado– las necesarias "adaptaciones legislativas" sobre la cuestión.
Para completar el arco político, en contra de la ilegalización se alinean tanto el presidente del centrista Movimiento Demócrata, François Bayrou, como el líder del Frente Nacional, el ultraderechista Jean-Marie Le Pen.
Con los partidos políticos y los intelectuales divididos, el único ámbito en Francia donde la eventual prohibición del uso público del velo integral suscita una casi total unanimidad es en la esfera religiosa. Para rechazarla. Los líderes de las principales confesiones francesas –los musulmanes, pero también los católicos y los protestantes– se han pronunciado en contra de la aprobación de una ley específica en este sentido, alegando que una medida de este tipo podría ser contraproducente y estigmatizaría a todos los fieles. Las instituciones judías guardan una prudente discreción para no ser acusados de inmiscuirse en asuntos del islam, pero dada su reacción contraria a la prohibición de los minaretes en Suiza cabe deducir que su posición no debe ser muy diferente.
Nicolas Sarkozy abordó ayer este asunto con los principales líderes religiosos en el palacio del Elíseo, donde les recibió en el marco de las tradicionales recepciones institucionales de Año Nuevo. Esta vez, a puerta cerrada y sin discursos. Los representantes del Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM) reiteraron al presidente su oposición a una ley contra el velo.