El debate sobre el uso del «hiyab» por parte de las alumnas de religión musulmana en las aulas españolas se intensifica con opiniones dispares, tras el caso de la niña marroquí de Gerona.
Shaima Saidani, de 8 años, acudió a la escuela anteayer después de que la Generalitat obligara al colegio público «Anexa» a escolarizarla, a lo que se negaba por llevar la pequeña el pañuelo islámico.
Las manifestaciones se mueven entre los grupos políticos, sindicatos y asociaciones que se oponen o se muestran tolerantes con el uso de esa indumentaria, a quienes hay que añadir los que piden que el asunto se regule, bien sea por parte del Gobierno, de la Generalitat o de los propios centros. Ni el Gobierno ni la Generalitat tienen intención de legislar en este ámbito.
A la decisión de los directores de colegios públicos de Gerona de reclamar a la Generalitat una normativa clara sobre el uso de símbolos religiosos, para saber a qué atenerse, se unió ayer la de CiU. Su presidente, Artur Mas, propuso que el Gobierno catalán impulse una normativa general con el fin de que todos los centros públicos actúen en este asunto con criterios uniformes.
Mas, quien considera que el uso del pañuelo islámico puede «aislar» a las alumnas musulmanas y provocar «división», dijo que «no se puede llevar un sistema educativo según el capricho individual de cada padre o de cada madre. Si en la escuela hay unas normas, esas normas hay que cumplirlas».
El líder de CiU recordó al Gobierno de la Generalitat que «tiene la obligación de proteger a las escuelas y maestros», de manera que si un centro tiene un reglamento interno que prohíbe el uso de determinados símbolos, «debe ser respetado». Reclamó un esfuerzo para «preservar los valores» del sistema educativo y hacer cumplir el Estatut, que prevé que la enseñanza pública sea laica.
Reglamento del centro
El PP se mostró partidario de que cada centro educativo establezca sus normas para que las sigan todos los alumnso sin excepción. Según su portavoz de Educación en el Congreso, Eugenio Nasarre, esa regulación o reglamento debe incluir informes sobre la vestimenta y el comportamiento.
En relación con los extranjeros, el PP indica que deben aceptar y someterse a las normas de convivencia del país de acogida sin imponer sus popios modos de vestir o de comportarse.
Asimismo, la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de la Escuela Libre de Cataluña, que representa a más de 140.000 familias de los centros concertados y privados no confesionales, reclama también un reglamento sobre el uso del pañuelo islámico pactado por toda la comunidad educativa. Su portavoz, Antoni Arasanz, apostó por el debate en el ámbito educativo y reprochó que el departamento de Educación, que dirige Ernest Maragall, «desautorizara el proyecto educativo de un centro y un consejo directivo».
Enseñanza reiteró ayer que no tiene intención de elaborar ninguna normativa sobre esta materia. Según Maragall, la apuesta es dar autonomía a los centros desde el derecho primordial a la escolarización. El consejero recordó que «en Cataluña hay seguramente bastantes niñas que llevan el pañuelo sin problemas, pero hay muchas más que ya no lo llevan». En palabras de Maragall, si se da tranquilidad a los centros y a las familias musulmanas, con el tiempo se consigue que las alumnas vayan dejando el velo, «pero sin imposiciones».
También el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero descarta regular el uso del «hiyab» en los espacios públicos o prohibirlo en las escuelas. La ministra de Educación y Ciencia, Mercedes Cabrera, defendió que en casos como el de la niña de Gerona deben emplearse criterios de «flexibilidad, tolerancia y atención a situaciones concretas».
La secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí, recordó que en España «no hay ninguna ley que prohíba el uso del pañuelo», que, a su juicio, «no afecta a la convivencia» escolar, y que el Gobierno no fomentará un «debate innecesario e inutil», además de «totalmente estéril e interesado».
A favor y en contra
En el respeto y la flexibilidad con el uso del «hiyab» se alinean los sindicatos educativos catalanes, la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Cataluña, la Confederación Nacional Católica de Padres de Familia y Padres de Alumnos y la Facultad de Teología de Cataluña.
En contra del pañuelo islámico en las aulas se muestra la Confederación de Centros de Enseñanza, que considera el «hiyab» como «un símbolo de discriminación hacia la mujer», y la Confederación Española de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos, de carácter laico.