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Defensa exime a las Fuerzas Armadas de la aconfesionalidad del Estado

Suprime los honores al Santísimo Sacramento pero seguirá privilegiando a la Iglesia

En abril de 2004, el actual presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, invitó a su toma de posesión como ministro de Defensa al presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela. La invitación se interpretó como un gesto con el que el PSOE quería demostrar que su llegada al poder no iba a repercutir en la presencia de la religión en el día a día de las Fuerzas Armadas.

El pasado jueves, dos años y un mes después de su nombramiento, la actual titular de Defensa, Carme Chacón, dio, en cambio, un pequeño paso hacia la "actualización" de la "histórica" relación de la Iglesia católica con la vida militar en España. Así lo destacan fuentes de su departamento. Chacón presentó ante el Gobierno el proyecto de modificación del Reglamento de Honores Militares que elimina los honores al Santísimo Sacramento, suprimiendo así la obligación de los militares a presentar armas cuando, en las misas a las que asistan, el cura realice la consagración del "cuerpo de dios".

El ministerio alega «la vinculación histórica» entre vida castrense y religión

Pero gestos como este apenas pueden disimular que ejército y religión siguen yendo de la mano en España. La Constitución establece, en su artículo 16.3, la aconfesionalidad del Estado, pero las leyes impulsadas desde Defensa parecen estar encaminadas a promocionar la multirreligiosidad en las Fuerzas Armadas. Por un lado, se mantienen ciertos privilegios de la Iglesia católica que afectan a la propia estructura del ministerio y, por otro, se facilita el culto de los militares que profesen otras confesiones.

Un servicio de asistencia

El arzobispado castrense sigue dependiendo, hoy en día, de la Dirección General de Personal del ministerio, si bien desde el departamento quisieron dejar claro que se trata de una relación "meramente administrativa" y que el arzobispado "no recibe asignación presupuestaria". Sí se costea con dinero público el servicio de asistencia religiosa que proporciona Defensa a sus trabajadores a diferencia de otras instituciones estatales.

"Hay una vinculación histórica entre la religión y las Fuerzas Armadas por la cercanía de la profesión militar al riesgo y su estrecha relación con la muerte", justifican fuentes del Ministerio de Defensa.

La Ley de Carrera Militar regula "la asistencia religioso-pastoral a los miembros católicos de las Fuerzas Armadas", a través del "Arzobispado Castrense, en los términos del Acuerdo de 3 de enero de 1979 entre el Estado español y la Santa Sede". La normativa no se limita únicamente a la confesión católica, ya que también establece que "los militares evangélicos, judíos o musulmanes podrán recibir asistencia religiosa de su propia confesión".

"Se ponen locales a disposición de las distintas confesiones y se facilita el culto de los militares pero la asistencia a los diferentes actos litúrgicos es totalmente voluntaria", matizan desde Defensa. No lo es, en cambio, la asistencia a los funerales de los compañeros "caídos" en acto de servicio. Los militares están obligados a asistir sea cual sea su confesión religiosa.

Se apoya en la tradición que liga a los militares con la muerte

España mantiene vigente una orden de 1994 que regula los actos religiosos "en ceremonias solemnes militares". La normativa establece que, "previamente" a los actos de juramento o de promesa de bandera, "se podrá celebrar un acto religioso" al que "asistirán voluntariamente el personal militar e invitados que lo deseen". Desde el ministerio explican que, por una reciente orden del Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), José Julio Rodríguez, "en los actos militares que no sean funerales, la misa se celebrará una hora y media antes de que comience el acto en cuestión y en un lugar diferente".

Sin embargo, la orden profundiza en la vinculación entre ambos. La norma apunta que, "en el acto militar, el capellán [católico] se situará junto al Jefe de la Unidad y pronunciará una invocación con arreglo a la fórmula recogida en las Reales Ordenanzas de los Ejércitos". Fuentes de Defensa lo atribuyen a que "la tradición española es católica". Es ese mismo pretexto el que justifica que la bandera que oficialmente representa a todos los españoles se "bendiga de acuerdo al rito católico".

El ministerio insiste en el "componente espiritual" de la profesión militar e insiste en que las cosas "están cambiando por la profesionalización de las Fuerzas Armadas y la evolución de la propia sociedad civil". Pero las leyes siguen sin reflejar esa transformación.

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