La paz con la que el rector de la basílica atendía al teléfono la llamada nerviosa de ABC contrastaba con el bullicio que la noticia había despertado en twitter, en la noche del pasado viernes. “¡Un grupo de profesores han ocupado la cripta de la Sagrada Familia en protesta por los recortes!”, piaban en la Red. “Son bona canalla (“son buenos chicos”, en castellano), afirmaba Lluís Bonet. “Han entrado en la cripta y pasarán la noche aquí. No habrá ningún problema”, atemperaba. “Sagradaocupacio#”, rezaba el coreado hashtag; “habrá una fotos muy bonitas”, celebraba un internauta al que le pudo la estética sobre la ética. Sagradaocupacio#, una precisa definición del contrasentido que encerraba la acción reivindicativa, obra de la autodenominada Assemblea de Personal Interí i Substitut de educació secundaria.
Los encerrados protestaban contra la Lomce y la LEC, que les cercena en número y en derechos, denuncian, y blandían pancartas en favor de una escuela pública, de calidad… y algo más. La susodicha asamblea está vinculada, integra la constelación, de la Assemblea Groga. El ideario de ésta se resume en un friso que luce en muchos de sus manifiestos: “Por una escuela pública, laica, en catalán y de calidad”. Laica, como suena. Laicos al amparo de la basílica que dedicó el papa Benedicto XVI, conversos de última hora. “Me han prometido que mañana a primera hora se irán, para que pueda celebrarse la misa”, explicaba el rector, que aprovechó la visita de sus inesperados huéspedes para repartirles folletos informativos sobre la basílica. Cumplieron su palabra. A la hora de misa, en la habitual congregación de feligreses y turistas que cada día se concitan en el templo de Gaudí, ni rastro de los profesores. Recogieron sus bártulos y empezaron a planear nuevas protestas. La estatua de Colón, vestida estos días de un polémico azulgrana, tiembla sólo de pensar que le espera un futuro en amarillo, como las camisetas del uniforme de los manifestantes.
Archivos de imagen relacionados
