Un hombre ha sido condenado a muerte en el norte de Pakistán por un delito de blasfemia en el que incurrió tras proferir en público insultos contra Mahoma y contra el Corán, según ha informado una fuente policial.
El convicto, identificado como Hazrat Alí Sha, fue detenido y acusado de blasfemia hace año y medio por haber subido a lo alto de un inmueble y haber gritado contra los símbolos del islam, dijo un responsable policial de la región norteña de Chitral, Said Ulá.
La legislación antiblasfemia de Pakistán surgió en el período de dominación británica para prevenir choques religiosos, pero en los años 80 una serie de reformas impulsadas por el dictador Mohamed Zia ul Haq (1977-1988) permitió a los extremistas abusar de la ley.
Desde entonces, se han producido un millar de acusaciones por blasfemia, casi siempre a instancias de imanes locales que intentan amedrentar a las minorías religiosas o buscan algún tipo de beneficio.
Se da la circunstancia de que el condenado a muerte en Chitral pertenece a la minoría chií.
La rigurosa y a menudo mal aplicada normativa contra la blasfemia paquistaní es periódicamente objeto de controversia, como el pasado mes de agosto cuando una niña cristiana de 13 años y con discapacidad psíquica fue acusada de este crimen con pruebas falsas.
Finalmente, la menor, llamada Rimsha Masih, salió bajo fianza y se halla protegida por la policía junto a su familia mientras se resuelve el caso.
Peor suerte corre Asia Bibi, una cristiana condenada a muerte en la ciudad oriental de Lahore en 2010, que a pesar de los esfuerzos de grupos pro derechos humanos paquistaníes e internacionales sigue encarcelada a la espera de que se reabra su caso.
Hasta ahora nunca se ha ejecutado en Pakistán una sentencia a muerte por blasfemia, pero a menudo los condenados e incluso los acusados mueren a manos de radicales que toman la justicia por su mano ya sea dentro de la prisión o fuera de ella.