El Parlament apuesta por el laicismo y ha descartado poner un pesebre, pero en el Palau de la Generalitat celebran la Navidad con todos sus símbolos. Esta semana, han abierto las puertas del Pati de Carruatges a la ciudadanía para que, quien lo desee, visite el belén, un árbol de Navidad y un tió gigante, la novedad de este año, al que cada día ponen un recipiente lleno de mandarinas. Poner un pesebre es una tradición en la sede de la presidencia desde los años ochenta. El belén está inspirado en una masía de la Catalunya rural, y las figuras, de 40 cm de alto, están hechas de madera, pintadas a mano y llevan ropa de tela. Los árboles de Navidad los cede el Ayuntamiento de Espinelves desde hace cinco años y se han decorado con materiales naturales típicos de la Navidad, como quercus, tuya, abeto, eucalipto, magnolia y paniculata. Esta semana, una media de 2.000 personas al día se han acercado a visitar el belén, el árbol de Navidad y el tió, en horario de 17 h a 20 h, informa el Govern. El pasado fin de semana, la afluencia fue de más 6.500 personas en total.
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