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El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares

Viaje exprés a Roma del ministro de Exteriores, con la reforma de los acuerdos Iglesia-Estado de fondo

Comentarios del Observatorio

  • Es toda una declaración contra la laicidad del Estado el anuncio de la reforma de los Acuerdos con la Santa Sede.
  • El único avance posible en materia de laicidad del Estado es la derogación de estos acuerdos. La reforma de los mismos sólo puede prolongar en el tiempo la situación de privilegio de la Iglesia Católica.
  • Se trata además de una perpetuación de las condiciones que adquirió esta organización privada durante la época de la dictadura, cuando el régimen franquista impuso el nacional-catolicismo como ideología de Estado.

José Manuel Albares se ha reunido con el secretario de Estado, Pietro Parolin, y su homólogo vaticano, Paul Richard Gallagher, según ha podido conocer Vida Nueva

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se ha reunido hoy, según ha podido saber Vida Nueva, con la cúpula vaticana en un viaje exprés de ida y vuelta a Roma. En concreto, ha sido recibido por el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, así como por el secretario para las Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher.

O lo que es lo mismo, Albares se ha citado con el ‘primer ministro’ de la Santa Sede y el que sería su homólogo, el ‘ministro’ vaticano de Exteriores. Aunque durante la conversación a buen seguro intercambiaron pareceres sobre la crisis ucraniana, el objetivo de la visita sería otro: abrir oficialmente el melón para revisar los acuerdos Iglesia-Estado.

Desde comienzos de la legislatura, el Gobierno se había marcado como objetivo una reforma quirúrgica de los acuerdos entre la Santa Sede y España. Aunque oficialmente a estos cambios se le denomina ‘denuncia de los acuerdos’, desde Moncloa se evita este término por las connotaciones negativas que genera. 

Cuatro décadas de Acuerdos

En estos más de cuatro décadas de vigencia de este marco legal de relaciones, se han dado algunas modificaciones, pero han sido tan precisas que, más allá del visto bueno vaticano, no han exigido una intervención directa.

Sin embargo, al parecer, el objetivo de Moncloa de abanderar un nuevo concepto de “laicidad” del Estado sí les llevaría a tocar algunos pilares de los acuerdos que requerirían, no solo de la intervención de la Conferencia Episcopal, sino directamente de la Santa Sede.

De hecho, expertos eclesiásticos ya habrían advertido al ala socialista del Ejecutivo de coalición que su pretensión laicista no sería aceptable por el Vaticano en tanto que vulnerarían los principios básicos de la libertad religiosa, algo que hasta la fecha no habría propuesto ningún otro país.

Negociaciones internacionales

Por este motivo, la presencia de Albares sería más que pertinente, en tanto que el asunto se escaparía de las competencias del ministro de Presidencia, Félix Bolaños.

Aun siendo este el máximo responsable de las relaciones del Gobierno con los obispos, el carácter internacional de los acuerdos Iglesia-Estado hace que la negociación tampoco corresponda al presidente del Episcopado, el cardenal Juan José Omella, sino directamente a Roma.

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