Descargo de responsabilidad
Esta publicación expresa la posición de su autor o del medio del que la recolectamos, sin que suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan lo expresado en la misma. Europa Laica expresa sus posiciones a través de sus:
El Observatorio recoge toda la documentación que detecta relacionada con el laicismo, independientemente de la posición o puntos de vista que refleje. Es parte de nuestra labor observar todos los debates y lo que se defiende por las diferentes partes que intervengan en los mismos.
Fueron las últimas palabras que escribió en su diario. Ni heroína ni mártir, simplemente hermosa y lúcida, sentía la necesidad rutinaria de explorar sus intimidades cada día. Mahsa Amini probablemente escribía, sin velo ni velos, para demostrarse a sí misma que sus sentimientos y sus cavilaciones eran la máxima expresión de su libertad. Mujer, al fin y al cabo, enfrentada a la policía de la moral y asesinada por esbirros entregados a la inmoralidad de la policía.
Otra mujer, en otra jaula en una Europa a dentelladas por las fauces del fascismo, dio por terminado su diario en 1944, días antes de ser detenida y asesinada: «Ya no puedo soportarlo: cuando se ocupan demasiado de mí, primero me vuelvo áspera, luego triste, revertiendo mi corazón una vez más con el fin de mostrar la parte mala y ocultar la parte buena, y sigo buscando la manera de llegar a ser la que tanto querría ser, lo que yo sería capaz de ser, si… no hubiera otras personas en el mundo». Aquellas palabras pisoteadas por los tacones de las botas de la iracundia nazi son la voz debida de ambas mujeres, víctimas a su pesar.
Llevar velo en Irán es una obligación, un vestigio mortificante que impide que las mujeres puedan decidir sobre su cuerpo
Hay silencios estridentes en nuestra sociedad que incitan al bochorno. Mi cuerpo de hombre no representaría ninguna amenaza en Teherán, a diferencia de la mujer, cuyo cuerpo se ha considerado tradicionalmente peligroso. Por cierto, no solo en el Corán, cuando reza «Di a las creyentes que bajen sus ojos, oculten sus partes y no muestren sus adornos más que lo que se ve. ¡Cubran su seno con el velo!», sino también en la tradición cristiana, cuando en la Primera Carta de San Pablo a los Corintios se lee «Todo varón que ora o profetiza velada la cabeza, deshonra su cabeza. Y toda mujer que ora o profetiza descubierta la cabeza, deshonra su cabeza, es como si se rapara. Si una mujer no se cubre, que se rape. Y si es indecoroso para una mujer cortarse el pelo o raparse, que se vele». Pero hay una diferencia entre ambas civilizaciones, y es que una evolucionó y la otra colapsó, hasta mantener sus dogmas castrantes en la actualidad. No hay alianza donde hay mordaza, aunque haya ingenuos y buenistas que busquen pretextos.
Que nadie engañe ni se engañe. Llevar velo en Irán es una obligación, un vestigio mortificante que impide que las mujeres puedan decidir sobre su propio cuerpo. El velo es una celda ambulante, que segrega a las mujeres de los hombres. Las mujeres, según esa doctrina oprobiosa, nacieron inmorales, mientras los hombres nacimos libres del pecado original de preservar la castidad. Vendrán menesterosos del pensamiento único a decir que el velo es señal de distinción, y hasta de emancipación de la mujer. No se puede ser más desaprensivo. Pero lean y vean.