Mohamed Merah, el franco-argelino de 23 años que soñó con “poner de rodillas a Francia” y asesinó a siete personas, tres de ellas niños judíos indefensos, creyó que la forma más segura de organización es no tenerla. “La organización frustra cualquier medida de seguridad”, escribió el sirio español Mustafá Setmarian en su obra La llamada a la resistencia islámica global, en la que induce a los discípulos del yihadismo a atacar de forma espontánea e individual y propone crear un ejército de lobos solitarios difíciles de detectar. Merah, un joven con cara de buen chico, aparenta pertenecer a la camada alimentada durante años por este libro de 1.600 páginas que se ha convertido en un manual imprescindible de la denominada yihad global.
Los pasados días 11, 15 y 19 de marzo Merah salió a las calles de Toulouse y Montauban a bordo de su motocicleta y armado con tres revólveres Colt 45. Había elegido durante meses a sus víctimas: paracaidistas magrebíes desarmados cuya unidad estuvo destacada en Afganistán; un profesor y tres niños judíos que cayeron abatidos al azar en la puerta de su colegio. Grabó su matanza y la difundió por la Red. Era el perfecto lobo solitario formado en Pakistán y Afganistán que Setmarian, Abu Musab al Suri, fundador de Al Qaeda en España y miembro de la cúpula central, dibujó en su libro de ciencias militares para atacar a Occidente y “poner de rodillas a Francia”.
El compromiso con la yihad puede ser individual y ahí estaba Merah, nacido en Toulouse, cuarto de cinco hermanos, loco de la mecánica y los coches, convertido en muyahidín para demostrarlo y “vengar a los niños palestinos”. Para morir matando arrinconado en el baño de su casa en la postura de un combatiente yihadista y con los pies en 30 centímetros de agua para no dormirse y aguantar las 32 horas de asedio policial, según ha descrito Amaury de Hautecloque, el jefe de los RAID, la unidad de intervención de élite que acabó con su vida de un tiro en la cabeza.
¿Qué ha ocurrido para que aflore en la acomodada y vigilada Europa un terrorista en apariencia solo que mata con total impunidad durante varios días? ¿Las células locales o redes de base que actuaban de forma autónoma y desligadas de un organización central dan ahora paso al lobo solitario que promovió en su libro el pelirrojo Setmarian antes de su captura y desaparición en 2005 en Pakistán?
Assaf Moghadam, de 37 años, investigador del Instituto Internacional sobre Antiterrorismo Herzliya (ICT, en sus siglas inglesas) en Israel, apunta a la crisis y debilidad de Al Qaeda. “Los atentados de Merah subrayan, a pesar de su éxito, la debilidad de Al Qaeda como organización. Ha sufrido serios reveses de sus jefes operativos y ahora sus dirigentes se reducen a un puñado de personas. De todas formas, la amenaza que Occidente identifica como Al Qaeda ha sido siempre más que una sola organización”.
Al Qaeda está gravemente herida y la hemorragia continúa. Desde que Osama bin Laden, de 54 años, murió acribillado en su confortable refugio de Abbottabad (Pakistán), la central de la organización ha sufrido pérdidas irreparables, posiblemente las más graves desde que el emir saudí creó Al Qaeda en 1988 con solo 15 hermanos. Tres de sus jefes operativos han caído: el tuerto Ilyas Kasmiri y Attiyá Abd el Rahman murieron víctimas de los Predator, aviones no tripulados de EE UU, en sus madrigueras montañosas de Waziristán (Pakistán). Fazul Abdulá Mohamed se despidió para siempre de la yihad en un control militar en Somalia. Ahora, Ayman al Zawahiri, el egipcio de 60 años convertido en el nuevo emir, busca sustitutos. Le sobra odio, experiencia y estrategia, pero no tiene el carisma de su antecesor.
El ataque de Merah no ha sido una sorpresa para los servicios de inteligencia. Un vídeo de Al Qaeda emitido en junio de 2011 reclamaba a los yihadistas atentados en Europa, un continente donde células locales de salafistas y otras conectadas a la central han protagonizado masacres como el 11-M en Madrid en 2004, el 7-J en Londres en 2005 y un largo rosario de atentados frustrados por las fuerzas de seguridad en Italia, Alemania, Bélgica y Francia. Documentación intervenida a dos islamistas detenidos el pasado mes de septiembre en Berlín describía la estrategia de Al Qaeda y apuntaba nuevos ataques. “Europa vuelve a ser objetivo preferente. Francia tenía muchas cartas porque los terroristas llevan años intentándolo y Al Qaeda en el Magreb Islámico la tiene en el punto de mira”, asegura un oficial de la Guardia Civil.
Guido Steinberg, de 43 años, analista del Instituto Alemán para Asuntos de Seguridad Internacional, ve en los ataques de Francia un cambio en la estrategia de Al Qaeda. “Algo ha cambiado en su pensamiento. Años atrás no se planteaban ataques pequeños como matar policías, realizar secuestros o víctimas como las de Toulouse. Creo que obedece a su debilidad”.
El pasaporte de Merah tenía sellos de Pakistán, Afganistán, donde estuvo preso en una cárcel de Kandahar, Jordania, Siria, Irak e Israel. “Si estuvo allí ha de tener algún vínculo con Al Qaeda u otra organización afín”, apunta Steinberg. El terrorista estaba fichado por los Renseignement Généraux, servicios secretos franceses, había sido interrogado, y aparecía en las listas negras del FBI que impiden volar a EE UU. “Es un individuo independiente de toda organización estructurada conocida”, ha asegurado François Molins, el fiscal de París encargado de la investigación. Un lobo de la camada que soñó y alentó la retorcida pluma de Setmarian.
Moghadam, el investigador del instituto israelí, define el ataque de Toulouse como un caso de yihad individual. “El riesgo de los pequeños ataques es la implementación de la llamada hecha hace años por Abu Musab al Suri [Setmarian], que abogó por la yihad individual. Recientemente, en el mismo estilo Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) introdujo la estrategia de death by a thousand cuts (una modalidad de tortura china consistente en la muerte por miles de cortes). Los ataques de Merah están en la línea de Al Asuri y de las amenazas de AQPA”.
Para este analista la aparición de la yihad individual en Europa es una buena y mala noticia. “La buena es que si los yihadistas atacan con pistolas es una muestra de que la capacidad de la central de Al Qaeda de protagonizar ataques como el 11-S ha disminuido. La mala es que los grupos asociados han convencido a los yihadistas de embarcarse en estrategias individuales para atacar a Occidente. El problema es que los ataques menos espectaculares son más fáciles de ejecutar”. Moghadam augura más acciones de lobos solitarios, “aunque su impacto será menor”.
El modelo de terrorista individual, vinculado a un grupo asociado, a la central de Al Qaeda o autónomo, apareció en Ámsterdam (Holanda) en 2004 blandiendo una pistola y un cuchillo con los que asesinó al cineasta Theo van Gogh, reapareció en un aeropuerto de Fráncfort (Alemania) en 2011 y en Estocolmo (Dinamarca) en ataques frustrados. Ahora resurge en las calles de Toulouse y Montauban a bordo de una motocicleta y armado con sus revólveres Colt 45.
El mensaje de Al Qaeda en la Península Arábiga y el manual militar de Setmarian parecen haber sido recogidos al pie de la letra por Mohamed Merah: “Ataquemos al enemigo con miles de golpes”. Las siete víctimas francesas son el trágico resultado del lobo solitario.