Virtuosísima sesión la de ayer por la mañana en el programa de la señora Quintana (Esenciales Ana Rosa, T-5). Habían invitado a un acreditado mosén, el padre Salvador Hernández, prestigioso exorcista, para comentar la publicación del libro Así se vence al demonio. Al parecer se trata de un texto muy estremecedor, obra del estudioso José María Zavala, que ha peinado las Españas buscando testimonios de criaturas que fueron poseídas por el diablo, y cómo lograron librarse de él. El padre Salvador, en un tono de tremendismo didáctico muy oportuno para el caso, contaba que las posesiones demoniacas son muy complicadas, porque existen varias jerarquías de diablos y nunca se sabe qué clase de bestia demoniaca es la que se encuentra en el interior de la pobre criatura poseída. Decía, resumiendo sus muchos años de experiencia: «Hasta que no expulso al diablo, hasta que no sale del cuerpo del poseído, no puedo saber de qué tipo de maligno se trata». ¡Ah! Todos los que estaban en el plató quedaron muy sobrecogidos. Uno de los colaboradores, Joaquín Prat, preguntó: «Ante tantos casos de corrupción como hay en España, ¿cree usted que se deben a posesiones demoniacas?». Y el mosén, acentuando la gravedad de la pregunta, asintió diciendo: «Tientan, efectivamente, ¡tientan! Piense usted que de los siete pecados capitales, los ángeles caídos, todos, absolutamente todos, fueron tentados por la soberbia». ¡Ahhh! La interpretación de que los corruptos están todos poseídos por el diablo es novedosa, pero consuela pensar que viven atormentados por la bestia, que no podrán descansar jamás y que arderán en el infierno toda la eternidad.
Como pueden comprender, Ana Rosa se fue quedando muy impresionada, aunque intentaba aparentar lo contrario. Y claro, llegó un momento en que ya no pudo aguantarse más y le pidió al exorcista que hiciera algo, algún ritual enérgico y potente, para expulsar los diablos que pudiera haber en su plató agazapados. Y el padre Salvador, enarbolando un crucifijo y una botellita, un espray, con agua bendita, fue rociando a todos los allí reunidos, incluso al personal técnico y los cámaras, para expulsar a los demonios que seguramente estaban por allí camuflados. ¡Ahhh! Comprendamos a Ana Rosa: está preocupada porque su competidora de A-3 TV, Susanna Griso (Espejo público), muchas mañanas le gana. Está convencida de que eso solo puede ser obra del diablo.