El Secretario General de la ONU, António Guterres, la califica de “abominable violación de los derechos humanos”.
El domingo, 6 de febrero, se celebra el día internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina [MGF], una violación de los derechos de la mujer que este año podrían sufrir 4,2 millones de jóvenes y niñas, según cifras del programa conjunto UNFPA-UNICEF para su erradicación.
“Más de 200 millones de chicas y mujeres vivas han sufrido la MGF”, señalan ambas instituciones. “Se estima que en los 25 países en los que se practica de forma cotidiana y cuyos datos están disponibles, 68 millones de jóvenes habrán sido cortadas entre 2015 y 2030 a menos que se ejecuten acciones de forma concertada y rápida”, avisan.
Un factor que ha incrementado los efectos negativos ha sido la pandemia de COVID-19. El UNFPA [Fondo de Naciones Unidas para la Población] estima que “en la próxima década se producirán dos millones más de casos de MGF que podrían haberse evitado“.
La MGF provoca un daño profundo y permanente a mujeres y niñas de todo el mundo
Práctica abominable
Por su parte, el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, ha calificado en un mensaje oficial esta práctica como “abominable violación de los derechos humanos que provoca un daño profundo y permanente a mujeres y niñas de todo el mundo”.
“Esta flagrante manifestación de la desigualdad de género debe ser parada”, exige Guterres. “Con inversiones urgentes y la acción en el momento adecuado, podemos alcanzar la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de eliminar la mutilación genital femenina antes de 2030 y construir un mundo que respeta la integridad y la autonomía de las mujeres”.
Las niñas que sufren la MGF sufren problemas de salud física, sexual, reproductiva y mental
Cambiar las normas
Tanto Naciones Unidas como las instituciones que colaboran con ellas, “apoyan iniciativa para cambiar las normas sociales que perpetúan esta práctica”. Como señala el máximo responsable de la organización, queda espacio para la esperanza: “La gente joven y la sociedad civil están haciendo que se escuchen sus voces. Y los legisladores están generando un cambio positivo en muchos países”. Pero es preciso “acelerar la inversión” para conseguirlo.
El mayor número de casos se concentra en 30 países de África y Oriente Medio, pero “es un problema universal y también se practica en algunas naciones de Asia y Latinoamérica”, además de entre “poblaciones inmigrantes que viven en Europa Occidental, América del Norte, Australia y Nueva Zelanda.
La ONU resalta las consecuencias de esta práctica: “Las niñas que sufren la MGF deben afrontar complicaciones a corto plazo, como dolor severo, shock, sangrado excesivo, infecciones y dificultad para orinar; además de consecuencias a largo plazo para su salud sexual, reproductiva y mental”.
Ahora traigo dinero a casa, puedo proporcionar comida y educación a mis hijos
Economía
La MGF tiene también una componente económica, porque las cortadoras que deciden abandonar esta práctica tienen que encontrar una forma de generar los ingresos que esta les proporciona.
Las ex cortadoras encuentran una fuente de ingresos en la elaboración de las MauaEs el caso de Josephine, una mujer masai que se ha beneficiado del proyecto Maua, creado por la ONG Wanawake Mujer. “Ahora traigo dinero a casa, puedo proporcionar comida y pagar la matrícula escolar de mis hijos. Maua supone que todas las mujeres del pueblo estemos unidas en una actividad. De este modo, no solo producimos, sino que nos apoyamos y compartimos vivencias y retos, y estamos siendo conscientes de los grandes desafíos a los que nos enfrentamos las mujeres por el hecho de serlo, uniéndonos para superarlos”, explica.
Es una de las 25 mujeres, algunas de ellas ex mutiladoras, que han decidido oponerse a esta práctica a través del proyecto de Wanawake Mujer. “Tenemos derecho a vivir libres de violencia y prácticas que buscan dominar el cuerpo de la mujer y su sexualidad, como la violencia sexual, la mutilación genital y los matrimonios forzados”, afirma su directora, Mónica Batán.
«No con mi flor»
Con motivo de la celebración del día internacional, la ONG ha lanzado una campaña en la que participan tiendas de productos eróticos y profesionales de la sexología “para llamar la atención sobre la salud sexual y reproductiva de las mujeres y reivindicar una sociedad libre de violencia y de prácticas que buscan dominar el cuerpo y la sexualidad de las mujeres y niñas”.
Sara Pérez, de Los Placeres de Lola, una tienda erótica especializada en sexualidad de la mujer, califica de «locura» y «tortura» a esta práctica. Y advierte de que mucha parte de la población lo normaliza porque tiene raíces en creencias o costumbres. Por eso, han decidio unirse a la campaña de Wanawake Mujer: «Nos gustó en enfoque de empoderamiento y de que existe una posibilidad de salir de eso. Normalmente, se enfoca desde el victimismo e incluso la crítica hacia las mujeres que cortan y nos parece muy bonito», explica.
El lema de la campaña es “No con mi flor. Maua, flores frente a la MGF” y tiene como objetivo “animar a la población” a lucir los pétalos hechos a mano por esas mujeres masai y que se pueden adquirir en la web de la ONG.
Naciones Unidas, por su parte, impulsa la campaña “Invest Don’t Rest” [Invierte, no descanses] para generar mayores aportaciones para la erradicación de esta práctica.