La politización derechizada de las iglesias cristianas ha sido el mayor motor de secularización del último medio siglo. El cristianismo ha sufrido una autosecularización, él mismo ha empujado fuera a parte de la población que no se identifica con la derecha política.
Una rigurosa investigación politológica ha demostrado que la confluencia estratégica entre derecha e Iglesia ha cuadruplicado el laicismo en Estados Unidos. A comienzos de 1990, solo había un 5% de personas sin religión, pero una nueva ola secularista ha elevado el porcentaje por encima del 20% en la primera década del siglo XXI, y la tendencia es alcista.
Quienes nunca asisten a actos religiosos doblaron su número entre 1990 y 2010, hasta el 30% de la población. Los que se consideran no creyentes pasaron del 5%, en 1990, a superar el 10%, en 2010. Entre quienes abandonan, llama la atención un perfil que antes resistió la secularización: las mujeres.
Iglesia derechizada
Mediante encuestas y experimentalmente, se ha demostrado cómo la exposición de la gente a la visibilidad y acción de la Iglesia derechizada provoca un aumento multiplicador de posiciones arreligiosas y antirreligiosas. Esas investigaciones se encuentran expuestas en La ola de secularización: una nueva línea de división en la política estadounidense, escrito por profesores de la católica Universidad de Notre Dame.
Lo que no lograron las corrientes abiertamente contrarias a las religiones en los años 60 y 70, lo ha causado la derecha cristiana fundamentalista desde 1980. La mayor novedad en el mapa de lo religioso de los últimos treinta años es la emergencia de una irreligiosidad que se ha hasta cuadruplicado como reacción a la convergencia estratégica e institucional entre iglesias y derecha política.