Yo acababa de cumplir 31 años, era de los senadores más jóvenes de la legislatura del 79, de la legislatura del 77 también había sido de los más jóvenes diputados.
Por la mañana, había asistido al debate de investidura del candidato a presidente: Calvo Sotelo, tras la renuncia de Adolfo Suárez el 29 de enero.
El ataque al Congreso de los guardias civiles comandados por Tejero me pilló (por la tarde) en la sede del Senado, terminando una reunión con portavoces de emigrantes españoles en Europa que se habían desplazado a Madrid, para tratar de sus problemas en los diferentes países, donde más de tres millones de españoles trabajaban y algunos de los cuales eran descendientes del obligado exilio político.
El resto de la jornada la pasé por los alrededores del Congreso, por las calles de Madrid en las que había cierta tensión y tranquilidad al mismo tiempo y en el hotel Palas frente al mismo, rodeado de periodistas y otras personas del mundo de la cultura y de la política.
Fueron horas muy largas, duras y con muchas incertidumbres. Con una amiga del colectivo de Deportes del PSOE cené en un restaurante italiano junto a la Plaza de los Cubos, al lado de la Plaza de España, aproveché el momento para llamar, desde el restaurante, a casa en Albacete para ver cómo estaba todo y tranquilizarles. Entonces no había dispositivos móviles.
A la vuelta de la cena dejamos el coche frente al museo del Prado y pasando por Neptuno presencié la huida de decenas de guardias civiles jóvenes, que -al parecer- habían escapado saltado por las ventanas, eran las primeras horas de la larga noche del 23 al 24.
En mi libro autobiográfico TEJARES, 13, hago alusión a estos hechos de tan fatídico día y emito una pequeña opinión muy personal.
Desde entonces hay mucho escrito, demasiados secretismos, papeles confidenciales que surgen con cuentagotas, secretos de Estado, novelas, relatos, ensayos, opiniones muy diversas… y, algunas muy distantes en la interpretación de los hechos.
Lo que es cierto es que fue un muy lamentable suceso. Una especie de pesadilla. Existen unos responsables y no todo y todos se han juzgado. En mi opinión no fue sólo “cosa” de un «puñado de locos» (que también). Se fraguaba desde hacía tiempo. Muchas cosas se sabían, se publicaban, había habido reuniones más o menos secretas, pero -sobre todo- se debería conocer su alcance, por parte de los servicios de inteligencia del Estado… Y, evidentemente, hubo negligencias o… un «dejarse llevar» o, aun peor, si nos atenemos a ciertas informaciones que han ido dando años después, como acciones inconfesables por acción u omisión en altas instancias del Estado.
Posiblemente las nuevas generaciones nunca entenderán su verdadera dimensión y los peligros que ello comportó. Pero dos cosas (en mi opinión) han quedado meridianamente claras:
1-LA CIUDADANÍA SE MOVILIZÓ MASIVAMENTE A FAVOR DE ESTA DEMOCRACIA FORMAL E IMPERFECTA, que dura más de cuatro décadas, con sus virtudes y con todos e innumerables defectos, según con el cristal con el que se miren.
2-EL DESARROLLO Y LA APLICACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN (como consecuencia de ese desafortunado hecho) HA SIDO MUCHO MÁS CONSERVADORA DE LO QUE PREVEÍAMOS CUANDO SE APROBÓ EL TEXTO… Y MUCHOS DE SUS PRINCIPIOS O NO SE HAN CUMPLIDO ADECUADAMENTE O… SE HAN DESVIRTUADO GRAVEMENTE.
Mi bisoñez política de aquellos años no me permitió comprender algunas cosas y muchos trascedentes silencios… Con el paso del tiempo y la experiencia he ido «atando cabos» y comprendiendo cosas.
Y todavía hay preguntas, sin respuestas… a pesar de todo lo que se ha publicado. Aunque haya quienes se crean que poseen la «verdad absoluta» de aquellos hechos.
En suma, en mi opinión y a modo de escueta conclusión, este lamentable hecho tuvo consecuencias, y aun más las tuvo… porque en España no se había roto con el régimen nacional católico, se acordó (por parte de la inmensa mayoría de los líderes políticos de la época y de diversidad de colores e ideologías) una REFORMA PACTADA, con apoyo internacional de muy diversa índole.
Nunca se sabrá si se hubiera producido una verdadera ruptura -¿Qué hubiera ocurrido? Aunque hay ejemplos muy cercanos… que nos puedan dar ciertas pistas.
No tengo ni idea. Pero quizá mucha gente joven y/o veterana que ahora se lamentan y lanzan ataques al que denominan “régimen del 78”, en ocasiones de forma muy despectiva, se deberían de hacer esa pregunta. Pero, sobre todo, analizar no tanto el pasado… a modo de “exculpación” del presente, aunque los análisis históricos son muy necesarios y saludables… como analizar qué está pasando ahora, en la actualidad… escrutar que ha ocurrido en esta última década en España, en Europa y en el Planeta, la implantación de la globalidad, con el consiguiente achicamiento del poder de algunos estados-nación, el aumento de la pobreza y de las desigualdades, el crecimiento del capitalismo más depredador, que desde la base ciudadana estamos alimentado… apenas sin darnos cuenta.