Entre 4.000 y 5.000 niños, hijos de inmigrantes, son circuncidados en Italia; el 35 % de los casos clandestinamente, con riesgo de grave infección y hemorragia
Un niño de cinco meses, al que se le practicó la circuncisión en casa de sus padres, de origen ghanés, murió en un hospital de Bolonia después de horas de agonía. El bebé llegó al policlínico con grave hemorragia y paro cardíaco, en condiciones desesperadas, y los médicos no pudieron salvarlo. El origen del drama estuvo en la circuncisión ritual que practicaron sus padres. Alessio Mammi, alcalde de Scandiano, municipio de 26.000 habitantes, en Emilia-Romagna, al nordeste del país, donde vive la familia ghanesa, considera increíble que hoy puedan suceder estos hechos: «Todo el pueblo se une en oración a un niño que ha perdido la vida por un acto gravísimo; es preocupante que esto suceda en el 2019 y que haya personas que practican estas actividades rituales, de carácter muy antiguo, que conducen a que se arriesgue la vida de niños muy pequeños», destacó el alcalde, lamentando que la familia ghanesa no recurriera a la sanidad pública: «Tenemos una red de servicios sanitarios en todo el territorio, que permiten hacer esas intervenciones con seguridady en las fases de vida más adecuadas para los niños».
Ahora son indagados por homicidio, el padre de 40 años, y la madre, de 30, que tienen otros tres niños mayores que el bebé fallecido.
Desgraciadamente, no se trata de un caso aislado. Hace escasamente tres meses, otro niño nigeriano de dos años murió por el mismo motivo en Monterotondo, municipio de 41.000 habitantes, a las puertas de Roma. Un hermano gemelo, al que también se le practicó la circuncisión, logró sobrevivir en el reparto de reanimación de un hospital.
Por motivos culturales, religiosos o higiénicos, entre 4.000 y 5.000 niños extranjeros son circuncidados cada año en Italia. La mayoría son hijos de inmigrantes procedentes de países musulmanes. Alrededor de un 35 % de esos niños sufren esa intervención de forma clandestina, con riesgos de infección y hemorragia que pueden a veces causar la muerte. Hay un aspecto que favorece la clandestinidad: En la región del Lazio, por ejemplo, algunas estructuras públicas realizan la circuncisión solamente a los niños que han cumplido 4 años; en otros hospitales, como el policlínico de Civitavecchia, municipio de 52.000 habitantes, también a las puertas de Roma, deben tener 12 años, sobre todo por cuestiones relacionadas con la anestesia.