El partido de Rivera sólo consigue sumar los votos de UPN, y cosecha duras críticas de nacionalistas catalanes y vascos.
El Congreso de los Diputados rechazó este martes una moción consecuencia de interpelación urgente de Ciudadanos sobre el adoctrinamiento en colegios catalanes que, entre otras cosas, pretendía impulsar las funciones de la Alta Inspección Educativa del Estado en esa comunidad. La formación naranja también reclamaba la actuación de oficio de la Inspección y la Fiscalía para hacer requerimientos e inspecciones en los centros escolares.
La moción de Ciudadanos pedía modificar las actuales normas para que pudieran exigirse «responsabilidades disciplinarias» tanto a directores como profesores por la «realización de actuaciones de adoctrinamiento del odio nacionalista, con grave conculcación de los derechos y libertades fundamentales básicos en cualquier democracia», así como dotar de la «proteccion adecuada», incluso con el «anonimato», a los denunciantes de hechos de este tipo.
El resultado de la votación fue de 34 votos a favor, 122 abstenciones y 164 votos en contra. La formación de Albert Rivera únicamente logró sumar durante el debate los votos de UPN cuyo portavoz, Carlos Salvador, reprochó además a Toni Cantó, el diputado de Ciudadanos encargado de defender la iniciativa, que no buscara el «consenso» con tras formaciones. Los parlamentarios del PP se abstuvieron y el resto de grupos votaron en contra.
Abuso intelectual
En su intervención, Cantó aseguró que hay casos de «abuso intelectual de menores» en Cataluña y, en menor medida, en la Comunitat Valenciana y Baleares, y que hay profesores que se dedican a «decirles a nuestros hijos qué pensar». El diputado sostuvo que estos docentes defienden un «supremacismo» que «borra» a todos los no independentistas, y acusó a PP y PSOE de no tomar cartas en el asunto y de actuar de forma «acomplejada» ante los nacionalistas.
«Por desgracia nos vamos a quedar solos en esta iniciativa», lamentó Cantó, que calificó el problema de «urgente» y «grave». «Pero no nos asusta», agregó a renglón seguido el parlamentario de la formación naranja, que recordó que su partido nació «luchando contra el nacionalismo» y reprochó su «ceguera» al resto de grupos. «Cataluña, cada vez más partida por un Gobierno secesionista, necesita un cambio para dejar de empobrecerse», concluyó.
Rechazo unánime
El resto de partidos criticaron la iniciativa. Elena Bastidas (PP) subrayó que el Gobierno de Rajoy está en la defensa de los «derechos y libertades» de «todos los españoles», y que «actúa de forma decidida ante los gravísimos casos de adoctrinamiento«, pero acusó a los de Rivera de actuar sin «voluntad de acuerdo» y de «sobreactuar». «Parece que tengan la pasión del converso. Un poco de humildad, un poco de mesura», aconsejó a la bancada de Cs.
Por el PSOE, su secretaria de Educación, Luz Martínez Seijo, tachó la iniciativa de «muy preocupante, sensacionalista, irresponsable» y consideró que es propia de quien tiene un «gran desconocimiento» de la escuela pública. «No existe un problema generalizado de adoctrinamiento», dijo Martínez Seijo, que acusó a Ciudadanos de querer «convertir a la inspección educativa en una especie de policía interna». «No generen un clima de sospecha», reclamó.
Joan Mena, diputado de Unidos Podemos, opinó por su parte que en España «adoctrinan las escuelas del Opus y ha adoctrinado la escuela franquista», pero que «decir que la escuela pública catalana adoctrina es mentira». Mena atacó a Ciudadanos duramente al asegurarque nació par «dividir» y que sigue «alimentando la división por cuatro miserables votos» con iniciativas que son un «bote lleno de gasolina». «Dejen de ser irresponsables», les espetó.
Críticas de los nacionalistas
Pero las palabras más duras vinieron de los nacionalistas. Sergi Miquel (PDeCAT) sostuvo que Cantó «conoce muy poco Cataluña», «la cuarta comunidad donde los alumnos tienen mejores notas en lengua castellana», y le acusó de intentar revivir el «juzgado militar de depuración de funcionarios civiles que se impuso en 1939″. «Pretenden juzgar las ideas políticas de los profesores. Les molesta que haya gente que no piensa como ustedes en Cataluña», apuntó.
Aitor Esteban (PNV), finalmente, acusó a Cantó de verter «odio y sectarismo a raudales», de no aceptar que «otros, libremente, sientan su identidad de forma diferente», de ser «racista y sectario», de ser, en definitiva, un «supremacista español» que «no busca nunca el acuerdo». «Vivir con esa actitud de Torquemada –le dijo desde la tribuna de oradores– debe ser una angustia vital».
Las palabras de Esteban provocaron la protesta de Cantó, que solicitó intervenir por alusiones y pidió al diputado vasco que retirara su acusación de «racista», algo a lo que Esteban se negó.