Leí en estos días un artículo sobre qué tan fuerte es el tema religioso en el mundo y encontré unos datos interesantes (http://sostenibilidad.semana.com/tendencias/articulo/religiones-en-el-mundo-estos-son-los-paises-mas-ateos-y-creyentes-del-mundo/38458). Se refiere a una investigación que se hizo para tantear el ateísmo y la creencia religiosa. Por ejemplo, en Suecia el 11 por ciento se declaró ateo y el 55 por ciento dijo no pertenecer a ninguna religión. En el Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Irlanda del Norte, Gales) el 11 por ciento dijo ser ateo y el 58 por ciento no tener ninguna religión. En el otro extremo se probó que Nigeria y Papua Nueva Guinea son de los más religiosos con el 98 y 94 por ciento respectivamente. Es decir, si el nivel de desarrollo humano se midiera por el nivel de creencia religiosa, Nigeria y Papua Nueva Guinea deberían estar por encima de Suecia y el Reino Unido. Pero no. Es todo lo contrario. Por donde se mida, la evidencia demostrará que la calidad de vida de esos países europeos está muy por encima del país africano y del oceánico. Esto significa, que para que un país desarrolle una mejor calidad de vida para sus ciudadanos su creencia religiosa no pesará mucho, es irrelevante, lo que tiene que hacer es elegir mejor a su clase dirigente para que maneje la cosa pública en beneficio de todos y no que se embolsen la plata para enriquecer a una “rosca app” (alianza pública privada para robarse la plata del erario).
Si esa vara de la creencia religiosa se midiera por estos lares uno diría que Colombia debería tener una altísima calidad de vida ya que este país es Católico, Apostólico y Romano hasta los tuétanos; que además, está consagrado al Sagrado Corazón de Jesús y al de María. Pero tampoco. De nada ha servido ser más católicos que el mismo Papa, que nos visitará en pocos días, pues en el índice mundial de miseria Colombia ocupó el puesto ¡décimo! en el 2016. Así que la visita del papa Francisco no nos dejará nada más que la simple anécdota que de nuevo tuvimos el paso de un Papa por esta pobre nación y que nos gastamos un platal en su visita sin ningún efecto positivo en nuestra realidad. Por el contrario, recordemos que después de la visita de Paulo VI, en 1968, se acrecentó el fenómeno del narcotráfico y la bonanza marimbera; que después de la visita de Juan Pablo en el 86, se acrecentó más el poder de ese narcotráfico y comenzó a ensancharse más la corrupción. Vamos a ver, qué pasará después que Francisco pase por acá.