Los obispos lanzan la campaña ‘Me apunto a religión’ para promover las clases de religión en la escuela
Desde que se aprobó la Ley Wert cuenta para la nota media, lo que impulsa que se elija porque es considerada una ‘maría’, como reconoce la propia Iglesia
En Bachillerato ha pasado de ser elegida por el 23% de los alumnos al 37% en dos años
«La religión no es solo una realidad interior, ha sido a lo largo de la historia un elemento integrante del colectivo humano». El obispo de Segovia y responsable de Enseñanza y Catequesis de la Conferencia Episcopal (CEE), César Franco, ha presentado una nueva campaña de la CEE para promover más la clase de Religión. Bajo el lema «Me apunto a Religión», los obispos quieren animar a los padres a «hacer uso del derecho que tienen a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral en la escuela, según sus convicciones».
Eso, pese a que las cifras son buenas, especialmente tras la llamada Ley Wert, que ha favorecido que se elija esta asignatura, una tendencia que se empezó a notar ya en 2015. Este curso consiguió una aceptación global del 63%, según datos de la CEE.
Especialmente significativo ha sido el repunte en ESO y Bachillerato, que Franco achaca a la «Ley Wert», pues con la LOE –la Religión no tenía alternativa y se colocaba a primera o a última hora– el porcentaje descendió en un 9%.
En el caso de la pública, eligen la asignatura el 60% de los alumnos de Primaria, el 46% en la ESO y el 37% en Bachillerato. Antes de la ley Lomce, los porcentajes en Bachillerato eran mucho menores. Solo la elegían el 23% de los alumnos hace dos cursos, antes de entrar en vigor en esa etapa, de modo que el repunte ha sido de 14 puntos. En la ESO, desde la nueva ley ha subido 10 puntos en la pública.
Preguntado si ese repunte es porque es considerada una asignatura «maría» y sin embargo cuenta para nota, que en Bachillerato es fundamental para la entrada en la universidad, el obispo ha respondido: «Puede ser. Un delegado nos decía que haberla metido entre las doce optativas había ayudado, quizá porque a los alumnos les parecía que era más fácil para poder aprobar, no lo sé. O quizá porque ha habido más interés».
Más claro ha sido el delegado de Enseñanza de la diócesis de Getafe, Javier Segura, quien insiste en que «el repunte en Bachillerato se debe a que en la LOE, en Bachillerato la clase quedaba sin ninguna alternativa. ¿Qué ocurrió? Que los centros la pusieron a primera hora o a séptima. El que quería clase de Religión se tenía que quedar una hora más. Aquello hizo que descendiese un 9%. Pero ahora, al ponerla en un horario normal, y ponerla en una situación equiparable a las demás, ha subido. La situación anterior (por la LOE) era un despropósito».
César Franco no ha querido entrar a valorar si el debate sobre el Pacto Educativo quitará la condición de evaluable de la materia o no. «No soy profeta y no sé si del pacto saldrá eso».
Sea como fuere, y con motivo de la matriculación en los colegios, los obispos han emitido una nota en la que recuerdan que «la enseñanza religiosa escolar forma parte del derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones religiosas. A ellos corresponde la educación de sus hijos y no al Estado».