En la oportunidad destacó los avances de Chile en materia de libertad de culto.
Además, valoró el aporte de las distintas religiones a la diversidad propia de un Estado laico.
En el Patio de los Cañones del Palacio de La Moneda, la Mandataria, Michelle Bachelet, celebró junto a representantes de las Iglesias Evangélicas y Protestantes de Chile el Día Nacional de dichas religiones, el que se conmemora regularmente el 31 de octubre. Esto, desde que la Jefa de Estado, en su anterior Gobierno, decretara esa fecha como feriado, reconociendo así “el tremendo aporte a la espiritualidad de muchos compatriotas que hacen las diversas iglesias evangélicas. El que se traduce en comunidades de fe, pero sobre todo, en redes de apoyo, de solidaridad y de valores compartidos; un aporte que merece ser reconocido y potenciado en equidad de condiciones con otras creencias. Es precisamente en atención a esa justa equidad que un Estado laico debe garantizar a los diversos credos religiosos sus derechos, sobre todo desde que en 1999 se aprobó la Ley de Culto, la que otorgó la condición de personas jurídicas de derecho público a todas las denominaciones religiosas que lo solicitaran. Eso implicó un paso enorme en la igualdad jurídica de las iglesias”, dijo la máxima autoridad del país, al comienzo de su intervención.
Luego, se refirió a los desafíos en materia religiosa: “Hemos creado la Asociación Chilena de Diálogo Interreligioso por el Desarrollo Humano, integrada por diversas organizaciones, entre las que se contempla la pluralidad de tradiciones evangélicas y protestantes de Chile. También estamos trabajando en un código de ética interreligioso para el diálogo en la convivencia democrática”, dijo. Y agregó: “Sabemos que es necesario, por ejemplo, garantizar de mejor manera la transparencia para las actividades religiosas que están tramitando su reconocimiento. O facilitar a las Iglesias y organizaciones religiosas con raíces comunes que puedan federarse”.
Al finalizar sus palabras, destacó el aporte de la espiritualidad diversa a nuestro país porque “Chile, como República y como Estado laico, se hace más fuerte cuando es respetuoso de la consciencia de cada uno de sus ciudadanos y ciudadanas. Porque ser laico no es sólo neutralidad, sino respeto frente a cada culto y sus manifestaciones”.