Adonis y cómo podemos comprender qué sucede con el islam sin caer en la islamofobia. La idea del poeta es disociar a la cultura árabe de la religión, recordarnos que el islam es la religión monoteísta más reciente (siglo VII) y que su fusión con el Estado es su punto más débil.
Imposible no interesarse hoy en un libro que hable del islam político: la información es abundante en medio de la confusión, la manipulación y la visión maniquea, buenos y malos, civilizados y bárbaros. Es en medio de esta crisis y esta guerra horrible en Oriente Próximo cuando el poeta sirio Adonis decide debatir con la psicoanalista Houria Abdelouahed sobre el islam. Hablar de la razón de su radicalización frente a lo que sería una “impotencia histórica”, como la llamaba Michel de Certeau, citado a lo largo de esta entrevista.
Uno de los aspectos más interesantes del debate es el cómo podemos comprender qué sucede con el islam sin caer en la islamofobia. La idea del poeta es disociar a la cultura árabe de la religión, recordarnos que el islam es la religión monoteísta más reciente (siglo VII) y que su fusión con el Estado es su punto más débil.
El monoteísmo, como lo analiza Adonis, es el resultado de una economía, pero es también una necesidad de poder, y poder patriarcal cuya figura totalizante es Dios, y todo el que no acepte este precepto divino es un renegado o un enemigo. ¿Se puede matar al padre en esas condiciones? Una religión que, según Adonis, está dominada por la ley y la jurisprudencia asfixia toda pluralidad y libertad individual, cero creatividad entonces. Los tópicos son conocidos, leyenda versus historia, pensamiento mágico versus pensamiento racional.
Y es ahí donde quizás surja la punta de lanza, la dificultad de los pueblos considerados “inferiores” por poseer un pensamiento pre-lógico, animista o mágico para pasar a otro más racional. Esto nos plantea el dilema de los universales y de sus nuevas matrices: ¿cómo llegar a un acuerdo, de dónde se generan los discursos y quiénes los manejan? Según el filósofo Paul Ricœur, estaríamos rozando un tiempo en que las microcosmogonías se enfrentarán unas con las otras, en que nadie aceptará ser dominado de manera simbólica. Y aquí hay que hablar del problema de las mujeres en el islam, entre la summa (la tradición) y la umma (comunidad de creyentes), es la que sufre el peso opresor de la ley tradicional, considerada inferior al hombre y sometida a él. Si Daesh seduce a una juventud desarraigada y deseosa de un orden supraterrenal donde el placer de la dominación masculina sería ilimitado (las vírgenes que esperan a los suicidas) es porque, en medio del desarraigo, la oferta de este reino es una propaganda eficaz del ISIS, quien no desea ninguna modernidad, nuevo califato (sic). Y el texto sagrado que es la palabra de Alá encarnada. Tal vez de ahí nazca la fascinación por las redes sociales, a lo mejor podría ser una pista del nihilismo que los monitorea, de un “islamismo globalizado” como explica el especialista Olivier Roy, que es también fruto de un mundo enloquecido por los juegos virtuales, el poder (viril) y el dinero (las tratas de mujeres, la venta de petróleo, etcétera). Para Adonis, este islam violento no puede convertirse en la identidad del pueblo árabe porque no es esa, están los poetas y escritores que pueden crear ese nuevo espacio semántico donde el islam podría renovarse, aunque sea un sacrilegio para muchos.
Violencia e Islam. Adonis. Traducción de Carmen Castells. Ariel. Barcelona, 2016. 192 páginas. 14,96 euros