Vuelve a organizar en Roma del 13 al 18 de abril su curso de exorcismos, esta vez abierto también a los laicos, para defenderse contra «el maligno».
La Iglesia católica vuelve a organizar en Roma del 13 al 18 de abril su ya famoso curso de exorcismos, esta vez abierto también a los laicos, y con el objetivo de formar y defenderse contra «el maligno» y el peligro de las sectas y el esoterismo. El programa de la décima edición de este curso con el título de ‘Exorcismos y oración de liberación‘ prevé dar los instrumentos de formación para aprender a gestionar los casos de posesión demoniaca y diferenciarlos de posibles problemas psiquiátricos.
El curso, organizado por el Instituto Sacerdos en colaboración con el grupo de investigación e información socioreligiosa (Gris) y el patrocinio de la Congregación vaticana para el Clero, en esta ocasión no sólo se centrará en el tema de los exorcismo sino que se adentrará en los peligros de la sectas, de la magia negra y del ocultismo.
El director del Instituto Sacerdos, el español Pedro Barrajón, explicó en la nota de presentación del curso cómo «en esta sociedad tan secularizada existe una tendencia a abrir la puerta al ocultismo y al esoterismo y la acción diabólica se ve favorecida por las prácticas mágicas y por el recurrir a los adivinos, lo que puede tener una influencia real y llegar incluso a la posesión».
Los organizadores explican que se profundizará sobre «la base teológica sobre la acción de ángeles y demonios» y también se abordará «el rito y la parte litúrgica de las prácticas exorcistas» y «la parte bíblica en relación con la acción exorcista de Jesús Cristo». El curso viene avalado por un vasto equipo contra el maligno formado no solo de exorcistas sino también expertos, psicólogos, médicos y juristas, que impartirán sus lecciones durante esos seis días.
Por ello entre los relatores se podrá seguir la intervención del fiscal sustituto de Roma Michele Nardi, quien introducirá los aspectos y problemas legales vinculados a las prácticas del exorcismo. Pero también se contará con el teólogo Helmut Moll, el responsable del servicio antisectas de la Comunidad papa Juan XXIII, Aldo Buonaiuto, o la profesora de Psicología general de la Universidad La Sapienza de Roma. Se podrá así asistir a lecciones como la que dará la profesora Beatrice Ugolini sobre «Rituales mágicos-ocultistas y el influjo demoniaco«.
Los cursos, según explican los organizadores, aunque están abiertos también a los laicos, nacen con la intención de dar «ayuda a los obispos en la preparación de los sacerdotes asignados al ministerio del exorcismo». Por ello, se podrá asistir a algunas clases en las que se hablará de cuestiones más practicas, como la que impartirá el teólogo y exorcista Giuseppe Mihelcic, sobre «aspectos mágicos y adivinatorios y algunas terapias alternativas«. Así como la de Helmut Moll, que explicará las «señales establecidas en el ritual romano para reconocer la obsesión diabólica» y distinguirla de eventuales problemas psicológicos.
La lucha se «intensifica»
Mientras que el padre Cesar Truqui se adentrará en el ritual de la «oración de liberación«, y Don Paolo Morocutti explicará «la celebración del exorcismo con sus praxis litúrgica y la ‘regula fidei'». El curso se cerrará con una mesa redonda donde participarán los exorcistas Francesco Bamonte, François Dermine, Cesar Truqui y Benigno Palilla.
El gran ausente de este año será el decano de los exorcistas, el padre Gabriele Amorth, de 89 años, y que en otras ocasiones había hablado de su experiencia de cerca de un centenar de exorcismos. La atención del Vaticano a la «lucha contra el maligno» se está intensificando en estos últimos años y es por ello que en 2014 obtuvo su reconocimiento jurídico por parte de la Congregación para el Clero la Asociación Internacional de Exorcistas (Aie), que preside uno de los participantes en estas jornadas, el padre Francesco Bamonte.
A ellos, el papa Francisco les «animó a manifestar en este especial ministerio» del exorcismo «ejercitado en comunión con los propios Obispos» para que se manifieste «el amor y la acogida en la Iglesia de quienes sufren debido a la obra del maligno».