Hace unos días, en visita a Nápoles, el papa Francisco volvió a engañar a su feligresía con la sangre de ‘san’ Genaro, que se licúa de vez en cuando, principalmente en el festivo del 19 de septiembre y en el primer sábado de mayo. Un frasco de la sangre seca se retira de la catedral de Nápoles y desfila por las calles de la ciudad, donde la sangre se licúa ante los ojos crédulos de los ingenuos.
A esto, la Iglesia Católica lo ha llamado un ‘milagro’ y lo ordeña para conseguir más feligreses y dinero.
A los científicos no se les ha permitido tomar una muestra, pero han utilizado un espectroscopio en el líquido y así recrearon una mezcla similar que responde de la misma manera. John F. Fischer y Joe Nickell recrearon el efecto usando cera de abeja derretida en aceite de oliva con pigmento de color rojo. La mezcla era sólida cuando se enfriaba y se licuaba con sólo un poco de calor debido al movimiento. Es un ingenioso truco con un gel que fluye fácilmente cuando se agita, vibra, o es perturbado mecánicamente, y que se vuelve a solidificar cuando se deja reposar.
Es la llamada tixotropía y es una propiedad muy bien documentada. Eso es todo. Ni milagro, ni nada.