Aunque el mismísimo Boletín Oficial del Estado dedica ni más ni menos que 23 páginas a detallar el currículum de la asignatura de religión e incluso incluye una referencia en la que se indica que el «rechazo de dios tiene como consecuencia en el ser humano la imposibilidad de ser feliz», los obispos no están contentos.
Según ha explicado el portavoz de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, consideran que la Lomce da un tratamiento «insuficiente» a la asignatura de religión porque no recoge el derecho de los padres a educar a sus hijos en función de sus creencias y reduce la duración de las clases.
Según Gil Tamayo, en Primaria la duración ha quedado reducida a 45 minutos en Ceuta y Melilla, mientras que en el Bachillerato se deja a libre disposición de las comunidades o de los propios centros que se establezca como oferta, aunque sin obligación a ello.
«Lo pactado es la oferta obligatoria y la elección libre», ha dicho Gil Tamayo. «Lo que no podemos poner bajo sospecha es la religión como algo sospechoso de desestructuración social, que no pueda influir en el ámbito educativo», ha añadido el portavoz de los obispos, que asegura que «quien se desentiende del hecho religioso, se desentiende de su propio conocimiento de su historia como pueblo».
Gil Tamayo considera que en 2.000 años de presencia de la Iglesia católica en España, «se ha adaptado y vive esa sociedad plural y quiere esa sociedad plural». «La Iglesia no quiere una sociedad confesional, quiere una sociedad aconfesional, donde uno pueda manifestar su religión, no pueda ser obligado a ejercitarla, ni pueda ser impedido para realizarla, de manera ordenada y conforme a las leyes», ha agregado.