Educación aprueba el currículo de la asignatura de religión, elegible frente a valores sociales
Los alumnos españoles tienen que elegir entre las asignaturas de Valores Sociales y Cívicos y la Religión Católica. El Ministerio de Educación aprobó ayer el currículo de Religión para primaria y secundaria, cuyos contenidos vuelve a elaborar la Conferencia Episcopal Española en virtud de los acuerdos con la Santa Sede de 1979 y cuyos resultados contarán para la nota media o para obtener una beca, tal y como incluyó la reforma educativa del Gobierno (Lomce) tras más de dos décadas en las que no fue así.
Dos de cada tres alumnos cursan Religión, según estimaciones de la Conferencia Episcopal. Son más de 3,5 millones de estudiantes que desarrollarán en sus clases contenidos como “Dios, padre de la humanidad, quiere nuestra felicidad”. El currículo de la asignatura incluye asociar “las características de la familia de la Iglesia con las de su familia” o reflexionar sobre “Dios elige a María para que su hijo se haga hombre”. Frente a esto, los estudiantes que opten por valores sociales tendrán que “comprender y valorar la igualdad de derechos de hombres y mujeres, la corresponsabilidad en las tareas domésticas y el cuidado de la familia”, entre otros contenidos.
“Se usa como catequesis de forma ilegítima”, dice un docente confesional
La confederación de padres de alumnos de la pública (CEAPA), recomienda no matricularse en religión porque “los dogmas no deberían tener cabida en las aulas de un país aconfesional”, según su presidente, Jesús Salido.
Uno de los sindicatos que aglutina a los profesores de religión (USIT) tampoco ve con buenos ojos el nuevo currículo que sustituye al anterior de la LOE elaborado en 2007. “Acentúa la confesionalidad de forma exacerbada, se usa como catequesis para evangelizar al alumno de una forma ilegítima”, dice Alfredo Sepúlveda, responsable del sindicato. Este considera que los obispos “han perdido una gran oportunidad para un cambio profundo y para incluir los mensajes novedosos que lanza el papa Francisco”.
El filósofo José Antonio Marina, autor de varios manuales de la desaparecida Educación para la Ciudadanía, ve un “disparate” que sean alternativas y descarta que los alumnos puedan aprender valores como contenidos transversales “porque la práctica nos ha enseñado que luego nadie se responsabiliza de ellos”. Critica las aulas españolas frente a las francesas, donde el Gobierno decidió reforzar el aprendizaje de los valores republicanos tras el atentado contra la revista satírica Charlie Hebdó. “En España, donde hay tal tolerancia a la corrupción, se han reblandecido unas convicciones éticas que deben volver a enseñarse”, dice.
“Nuestros alumnos no se van a ver privados de esa formación”, defiende José María Alvira, secretario de Escuelas Católicas, que representa a los concertados religiosos. “Los valores sociales que se van a estudiar —como la solidaridad, la paz o la participación ciudadana— son compartidos por la religión cristiana”, afirma.
Referencia a la familia en Religión
Religión incluye cuatro bloques: el sentido religioso del hombre; la revelación: Dios interviene en la historia; Jesucristo, cumplimiento de la historia de la salvación y permanencia de Jesucristo en la historia: la Iglesia.
Uno de los contenidos en el primer curso es “Jesús, el hijo de Dios se hace hombre, vive y crece en una familia”.
Entre los criterios de evaluación, incluye “reconocer que los cristianos formamos una familia”.
“Asocia las características de la familia de la Iglesia con las de su familia” o “Se interesa y agradece los signos del cuidado de Dios en su vida: la salud, la familia, la escuela”, son estándares evaluables.
Referencia a la familia en Valores Sociales
Valores sociales se divide en tres bloques: la identidad y la dignidad de la persona; la comprensión y el respeto en las relaciones interpersonales y la convivencia y los valores sociales.
“Comprender y valorar la igualdad de derechos de hombres y mujeres, el cuidado de la familia”.
“Expone en trabajos de libre creación las conclusiones de su análisis crítico de las diferencias en la asignación de tareas y responsabilidades en la familia y la comunidad escolar en función del sexo”.
“La importancia de valorar la igualdad de derechos de hombres y mujeres, la corresponsabilidad en las tareas domésticas”.